Informe devastador:
"Una parte de la sociedad 'sobra' para este modelo"
ENTRE EL
20 Y EL 30% DE LA POBLACIÓN VIVE EN SITUACIÓN DE MARGINALIDAD ESTRUCTURAL
La
presentación del informe final del amplio relevamiento realizado por un equipo
de la Universidad Católica Argentina, que llevó por nombre 'Desajustes en el
desarrollo humano y social', arrojó datos alarmantes. Conclusiones del tipo:
"Sin planes sociales, uno de cada 10 argentinos sería indigente", o
"una parte de la sociedad 'sobra' para este modelo económico",
reiteran la gran deuda social que aún está lejos de saldarse tras una década
que está lejos... de ganarse.
18/07/2013|
07:31
"Cuando uno escucha hablar de pobreza, yo los invitaría a que conocieran Haití. No hace falta llegar al país para ver la pobreza, se ve desde el avión". Inolvidable comentario de Cristina Fernández. |
"A pesar de las mejoras sociales todavía
estamos lejos de incluir a un proceso de desarrollo social a una parte de la
sociedad 'sobrante', porque una parte de la sociedad 'sobra' para este modelo
económico, y continúa vulnerable a la pobreza y en situación de marginalidad
estructural".
Agustín Salvia, coordinador del informe de la UCA
CIUDAD DE
BUENOS AIRES (Urgente24) Las cifras de pobreza en Argentina arrojan
números alarmantes. Y no sólo en cantidad, sino también en su variación anual.
La tasa de pobreza llegó al 24,5% en 2012, una suba del 1,6% con respecto al
año anterior, según el informe anual del Barómetro de la Deuda Social de la
Universidad Católica Argentina (UCA).
El número
es 4,5 veces mayor al de las estadísticas oficiales, ya que el Indec estimó que
la pobreza fue del 5,4% durante el año pasado. A contramano de la UCA, los
datos del Instituto registraron una caída de la pobreza desde el 6,5% en 2011.
Pero las
diferencias no terminan allí. La divergencia entre los datos públicos y
privados es de hasta cinco veces si se considera la cota máxima de la canasta
básica, con una pobreza que afecta al 26,9% de las personas. "Los cálculos
sobre pobreza e indigencia alternativos se apoyan en valorizaciones no
oficiales aunque conservadoras", aclaran.
Si bien
la tasa de indigencia tuvo una caída anual del 6,2 al 5,8% en 2012, resulta
tres veces mayor a la del Indec, que fue del 1,5 por ciento.
Con todo,
los planes sociales hoy esconden el número de indigentes. "Sin los
programas, la indigencia afectaría al 9% de la población", dijo Agustín
Salvia, investigador jefe y coordinador del Observatorio de la Universidad.
Así, uno de cada 10 argentinos estaría bajo la línea de indigencia.
Los
programas de contraprestación laboral beneficiaron a un promedio de 504.000
personas con un presupuesto anual superior a $5.700 millones. La Asignación
Universal por Hijo (AUH) cubre a 3,5 millones de niños, unas 1,8 millones
familias receptoras de $511 mensuales a fines de 2012. Este presupuesto anual
de $11.200 millones prácticamente duplica al que insume el conjunto de los
planes con contraprestación laboral.
Un
estudio de Federico Muñoz & Asociados estima que el impacto político de la
asistencia social es más mito que realidad. "El medio millón de beneficiarios
de planes de empleo financiados por el gobierno nacional apenas representa un
2% del universo total de votantes", aseguran.
El
alcance poblacional es mucho mayor con la AUH, ya que "cerca del 10% del
padrón electoral es –de alguna manera- beneficiario de la asignación, sea como
padre o como joven facultado a votar". De todos modos, la consultora
estima que "la universalidad del programa diluye su eficacia como
herramienta clientelar".
Para
Salvia, lo más preocupante del informe es que la situación sería aún más grave
"sin sistemas de protección social". La Asignación Universal por Hijo
(AUH) "no pudo reducir la problemática estructural para incluir a los
sectores más bajos en una plataforma de desarrollo".
La
inflación en torno al 25% anual se presenta como uno de los mayores obstáculos
porque "ataca a la salida de la pobreza". Los datos oficiales estiman
que una persona hoy puede comer con 6 pesos por día. "Necesitamos un
instituto de estadísticas que no esté al servicio de las necesidades partidarias,
sino que analice el estado real de la situación socioeconómica", completó
el sociólogo.
Además,
tres de cada 10 hogares urbanos perciben que su ingreso total es insuficiente
para satisfacer las necesidades de consumo. Y tan sólo el 15% de los hogares
considera que tiene capacidad de ahorro, una caída del 2,2% con respecto a
2011. La capacidad se reduce al 4% de los hogares en los estratos muy bajos.
La UCA
solía intercambiar información con el Indec hasta el 2006, e incluso se
ayudaban mutuamente con los datos. "Todo cambió en 2007", dijo
Salvia. Incluso antes de su publicación, la universidad presentaba el informe a
la jefatura de Gabinete, pero aseguran que ya "no hay voluntad política
para presentarlo".
El
estudio privado realiza en 5.712 hogares e incluye a 19.000 personas que viven
en áreas urbanas con más de 50.000 habitantes del Gran Buenos Aires, Córdoba,
Rosario y Tucumán, entre otros. Los datos de pobreza e indigencia durante los
tres primeros años del Bicentenario argentino (de 2010 a 2012) no contemplan
las áreas rurales del país.
Aunque
las desigualdades sociales se mantuvieron similares en los tres años analizados
en la serie del Bicentenario, los hogares de jefes en empleos precarios o
subempleados, con niños, del estrato social muy bajo y de villas o
asentamientos precarios, presentaron "los valores más altos de
déficit".
# El
empleo, otro problema...
Si se cuenta a los desocupados, a
quienes tienen empleos precarios o informales y a los trabajadores con ocupaciones
por pocas horas semanales, resulta que el 56% de las personas económicamente
activas tienen problemas laborales. Es decir: sólo 44% tiene un empleo pleno y
con acceso a los derechos de la seguridad social, como la obra social, la
previsión para la jubilación y el seguro de riesgos de trabajo.
Del total
de personas que se definen como activas, el 35,3% tiene una ocupación precaria,
lo que significa que hacen actividades con continuidad, pero sin participación
en el sistema de la seguridad social. Otro 11,3% está subocupado de manera
inestable, porque hace changas o tareas en forma temporaria, por lo general
percibiendo bajos ingresos.
El
índice, en este caso, aumentó en 2012 más de dos puntos en comparación con el
9% obtenido en el relevamiento de 2010. ¿Las causas? Un déficit en la creación
de empleo formal en las empresas llevó a que un número de trabajadores se
volcara a hacer actividades de subsistencia. Por otra parte, y tal como se
había informado días atrás, para la UCA el desempleo resultó de 9,3% de los
activos, una tasa más elevada que la informada por el Indec para el cuarto
trimestre de 2012, de 6,9 por ciento.
Según
destacó Salvia, los números muestran que las políticas de los últimos años no
han sido estratégicas para lograr reducir en forma significativa la desigualdad
social. De hecho, los déficits vinculados con las condiciones laborales, pero
también con el acceso a los alimentos y con las condiciones de la vivienda y el
hábitat, están concentrados en la población del estrato socioeconómico más
bajo. Si se considera al 25% de los habitantes socialmente más vulnerables,
resulta que sólo cuenta con pleno empleo el 12,4 por ciento. El índice trepa al
71,8% entre los trabajadores mejor ubicados en la pirámide social.
El empleo
precario afecta al 40,7% entre quienes están en el estrato más bajo, contra una
tasa del 23,8% en el sector mejor posicionado. El subempleo inestable no es
relevante en la población de mayores ingresos, pero supera el 30% entre los más
pobres.
Otro dato
que es señal de precariedad e inestabilidad laboral es el llamado "índice
de desempleo ampliado". Se trata del porcentaje de personas que estuvieron
al menos una vez, durante el último año, sin ocupación. Esa tasa llegó al 24,1%
de los trabajadores encuestados y trepó hasta el 37,7% entre el 25% más pobre.
El índice
de trabajadores sin aportes a la seguridad social también muestra una gran
disparidad. El problema afecta a una de cada cuatro personas en el sector
social medio alto, y a más de ocho de cada diez en la parte baja de la
pirámide.
La
situación dispara su impacto en muchos aspectos que hacen a la calidad de vida.
Sólo un ejemplo: más de la mitad de la población del estrato más bajo considera
que sufre problemas de salud, en tanto que el índice es de 25,5% entre la
población con mayor acceso a bienes y servicios.
# "Un país normal no tiene al
39% de sus niños en la pobreza"
El
candidato a diputado nacional por el FPCyS, Hermes Binner, aseguró que "un
país normal no tiene al 39% de sus niños y adolescentes en la pobreza ni al 50
% de sus trabajadores precarizados", al participar de la presentación del
informe en la ciudad de Buenos Aires.
Según el
sitio 'Sin Mordaza', el ex
gobernador santafesino indicó que "en un país normal las estadísticas
públicas son confiables y sirven de insumo para poder planificar e implementar
políticas publicas eficaces y eficientes", y analizó que si "el
gobierno sigue ocultando las cifras bajo la alfombra no hace más que seguir
empeorando la situación".
De lleno
en el análisis del informe, el dirigente santafesino afirmó: "Un país
normal no tiene al 38,8 % de sus niños y adolescentes en situación de pobreza y
marginalidad. Ellos deben jugar y estudiar, en condiciones de hábitat que
permitan su desarrollo con escuelas y salud publicas de calidad". "Si
eso no sucede, la igualdad de oportunidades se transforma en utopía",
reflexionó.
"Con
casi la mitad de los trabajadores del país precarizados, no podemos hablar
de una década ganada", continuó Binner, para luego insistir en la
necesidad de que los trabajadores estén registrados "para gozar de obra
social, vacaciones, aguinaldo y jubilación, que no es otra cosa que se cumpla
la ley. Eso es lo que queremos para la Argentina".
"En
una década donde nuestros productos alcanzaron valores internacionales
históricos, es lamentable que mantengamos estos índices sociales. De allí que
definimos a esta como la década de las oportunidades perdidas", argumentó
Binner para concluir que "sólo con políticas públicas coherentes podemos
avanzar en la inclusión social, para hacer de Argentina un país solidario,
participativo y transparente".
EL DESALOJO DE LOS ARGENTINOS
Por Javier Cornejo
Agosto de 2009
Muchos conocemos a Juan Bautista Alberdi en el plano
«constitucional». Poco conocemos al Juan Bautista Alberdi de los «escritos póstumos».
Tal como su importantísima obra publicada en 1875 y que tituló: «Estudios
económicos».
Interpretación económica de la historia Argentina y Sud
América». En la página 43 se desprenden palabras de rigurosa actualidad: «La
América del Sud está ocupada por pueblos pobres que habitan suelos ricos».
Después de esta observación elemental, el pensador argentino
señala, como tesis de su obra, que «la Europa presta al suelo, no al hombre,
cuando presta su dinero a los Estados de América del Sud».
El objetivo del acreedor, según Alberdi, es obtener la
propiedad del suelo gravado en garantía de su deuda dineraria. Por eso, al
momento de la ejecución de los bienes del suelo para obtener el pago de su
crédito, exige el suelo desocupado de habitantes.
¿Y cómo se desaloja todo un continente?... se pregunta el
autor. A ello responde: «Provocando guerras u otras calamidades por cualquier
pretexto y sin ningún sentido». «Son así las guerras que han asolado a Paraguay
y a Entre Ríos, que se han hecho con el oro de los ingleses» (página 91).
Si tomamos estos conceptos embrionarios como base analítica
de lo que está ocurriendo actualmente en la República Argentina, constatamos
que parece haber llegado la hora de la «ejecución de nuestra garantía» a favor
de nuestro usurario acreedor, y debemos entregar el suelo libre de ocupantes.
Así también, cooperar eficazmente para la entrega del inmenso potencial
energético que significa nuestra Antártida y adyacencias, ofreciendo a quien
resulte su propietario, el reservorio futuro de la humanidad.
De allí se infiere que se impone el «exterminio» de la
población argentina, se debe entregar el suelo (es decir el patrimonio público
y privado con sus recursos naturales intactos) libre de ocupantes.
El accionar se aceleró frenéticamente por medio de las
herramientas actuales de exterminio. ¡Atrás y lejos quedaron los Ejércitos de
ocupación con metralla, pólvora y fusiles! ¡A comienzos de 1800 ya Beresford
los reemplazó por: letras de cambio, pagarés, acuerdos comerciales y tratados
que se deben cumplir!
Las armas del exterminio funcionan a la perfección:
- Guerra química: «Consumo de drogas» con proyecciones estremecedoras en nuestra juventud. Próxima despenalización de la tenencia; con lo que se abre la puerta a la legalización del tráfico total, pre-anunciada por lluvia de drogas en cielos salteños
- Guerra bacteriológica: consumada con las pandemias, sin ningún control sanitario riguroso de sida, cólera, meningitis, hepatitis, mal de Chagas, fiebre amarilla, dengue, gripes en sus diversas variedades, y la nueva gripe medieval que ya hace estragos en China; vigentes en la pobreza creciente que asóla a nuestro país y que niegan los indicadores con precisas instrucciones. Desembocando en un incremento de la mortalidad infantil.
- Desquicio educacional: aumento de una TV espúrea que cala el último rincón con su mensaje desintegrador.
- Guerra económica: instrumentada en la siniestra cantidad de medidas y actos administrativos de «ajuste» de nuestros gobernantes.Incremento inusitado de muertes por accidentes en transportes públicos y privados: caos en el respeto a las normas de tránsito. Conductores bajo los efectos de todo tipo de sustancias.Total crisis institucional: en la que la imagen y autoridad de gobernantes se asimila en forma creciente al término «corrupción».
Inseguridad: como «normalidad» creciente
Guerra civil: en el mundo tenemos hartos ejemplos de
guerras «provocadas». Piquetes y contra piquetes, pobres contra pobres. Ocupas
contra ocupas.
Indefensión total a cualquier intención de ocupación de
nuestro territorio por cualquier fuerza de ocupación extranjera. Inexistencia
de las Fuerzas Armadas.
En este somero análisis constatamos la gravedad de una
realidad que se nos oculta sistemáticamente y nos hace parecer que los
acontecimientos que ocurren lo son por casualidad del devenir histórico, y no
por una «causalidad» eficientemente provocada con el único fin de reducir y
aniquilar a la población en un continente (Sudamérica Antártida) con los
recursos naturales necesarios para la subsistencia y control de la humanidad
del futuro.
Intentar tapar esta espantosa y concreta realidad, es un
genocidio sin límites, por parte de nuestros gobernantes a los que sólo parece
preocuparles la eternización en un poder de miserables.
Los conceptos de este comentario encuentran su basamento en
la obra del Dr. Julio González: «Los tratados de paz por la guerra de las
Malvinas». de agosto de 1998.
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