Fuente: http://hispanoamericaunida.com/2013/10/26/geopolitica-de-hispanoamerica/
“la América de habla española (…) cuenta con las características geográficas que son propias de una superpotencia (…) ¿por qué no es la rectora del mundo, como correspondería a su estratégica ubicación en el mundo y a sus enormes ventajas geográficas, que no tienen rival? (…) para lograrlo, aún nos falta algo que es de vital importancia: un Estado hispanoamericano. Este es el motivo por el que, todavía hoy, la América hispana es una nación invisible a los ojos del mundo y de los propios hispanoamericanos”
Artículo de José Ramón Bravo publicado originalmente con el título “Geopolítica de Hispanoamérica. Nuestro norte es el Sur” en el sitio web UCV Satelital, el 25 de octubre de 2013.
El célebre pintor uruguayo Joaquín Torres García, referente académico de las artes plásticas del siglo XX y divulgador de la corriente constructivista, afirmó una vez: “en realidad,nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte.” Lo cierto es que estamos tan acostumbrados a ver el mapa del mundo según nos lo presenta la cartografía tradicional que cualquier otra representación nos resulta extraña y confusa. Pero, por lo que respecta a nuestra América, estos mapas contienen dos graves distorsiones: a) la proyección utilizada muestra a los países del hemisferio norte con un tamaño muy superior al que en realidad tienen, y tanto más erróneamente grandes cuanto más cerca de los polos; b) Europa aparece en una posición claramente central en el hemisferio norte, como si, desde su privilegiada posición, le correspondiera naturalmente “dominar” el mundo. Este eurocentrismo podía tener una explicación cuando las grandes potencias europeas controlaban las rutas marítimas, pero tal vez no es tan apropiado hoy día, cuando precisamente las dos mayores potencias económico-militares del mundo (Estados Unidos y China) aparecen en posiciones periféricas en dichos mapas. Y para hacernos una idea de la gran distorsión del tamaño real de los países, baste considerar que, en una de las proyecciones cartográficas más frecuentes, la de Mercator, la isla de Groenlandia aparece con un tamaño superior al de América del Sur, cuando en realidad es… ¡ocho veces más pequeña!
En este artículo vamos a hablar de importantes datos geográficos de Hispanoamérica, para intentar dar una idea más precisa de su posición en el mundo y cómo esta deberá determinar su geopolítica en un hipotético futuro como una Nación unida. Vamos a explicar por qué la ubicación concreta de un determinado país en el mundo determina, en gran medida, su importancia. Hablaremos, pues, de geoestrategia hispanoamericana. Para ello hemos elegido una ilustración que muestra el mapa del mundo en posición invertida: el hemisferio sur aparece en la parte superior y el hemisferio norte en la inferior; y el continente americano aparece en posición central.
¿Por qué esta representación cartográfica? Sencillamente porque en ella podemos ver la América de habla española en una posición más central, y así podemos analizar y comprender por qué cuenta con las características geográficas que son propias de unasuperpotencia. Para ello, consideraremos la hipótesis de que Hispanoamérica ya fuera un solo país unido.
Las fortalezas de la América hispanohablante
Si observamos atentamente el mapa, vemos que Hispanoamérica sería la única nación cuyo territorio se reparte, de forma más o menos equilibrada, entre los hemisferios norte y sur(algo más de 4.600 Km2 en el hemisferio norte y poco más de 6.700 Km2 en el sur). Su población, en cambio, está más concentrada en el norte, pues cerca de 260 millones de hispanoamericanos (dos tercios del total) viven al norte del ecuador terrestre Los otros grandes “países-continente” del mundo se ubican, al menos mayoritariamente, en uno solo de los hemisferios (En el norte: Estados Unidos, China, Rusia, Canadá; en el sur: Australia y Brasil).
La población estimada actual de Hispanoamérica es de unos 390 millones de habitantes(sin contar la población hispanoamericana emigrada a otros países) y la proyección para 2020 supera los 400 millones. Es decir, es la tercera potencia demográfica de la tierra, sólo por detrás de China y la India. La población hispanoamericana supera a la de Estados Unidos en más de 70 millones y es casi el doble de la de Brasil. La ventaja de Hispanoamérica respecto a China y la India es que, al contar con mayor superficie, no está superpoblada, y posee recursos naturales suficientes para mantener a una población bastante superior. Además es cultural y lingüísticamente más compacta que los dos gigantes asiáticos, y su productividad y nivel general de desarrollo son superiores a los de aquellos.
Hispanoamérica posee una superficie de 11.440.000 Km2, y sólo existe un país en todo el mundo que la supere en territorio: Rusia. Sin embargo, la ventaja de Hispanoamérica es que su territorio se ubica en zonas mayoritariamente templadas, mientras que gran parte de Rusia posee un clima extremo que hace más difícil la habitación humana, y gran parte de su territorio se encuentra dentro del círculo polar ártico. Además, la población de Hispanoamérica es 2,8 veces la de Rusia, superándola en más de 240 millones. Es decir: Hispanoamérica cuenta con las enormes ventajas de un gran territorio y población, pero no tiene los inconvenientes de la despoblación de Rusia o Canadá, o la superpoblación de China y la India.
De los Estados que hoy componen Hispanoamérica, México aporta casi un tercio de la población total y Argentina aporta casi la cuarta parte de todo el territorio.
Hispanoamérica posee extensas costas en los dos mayores océanos del mundo: Atlántico y Pacífico. Toda la fachada marítima americana del Pacífico Sur y gran parte de la del Pacífico Norte, de forma ininterrumpida desde Tijuana (México) hasta el extremo sur de Chile, pertenece a la América de habla española. Esta larguísima línea de costa en el Pacífico le otorga una enorme ventaja estratégica, ya que le permite la comunicación directa por vía marítima (interoceánica) con toda el Asia Oriental y Oceanía. Por el lado del Atlántico, también cuenta con extensas costas tanto en el Sur como en el Norte a través del Mar Caribe, el cual se halla literalmente “rodeado” por países de habla española. Esto le permite la comunicación marítima directa con Europa y toda el África Occidental.
El extremo más meridional de América del Sur se halla a tan sólo 1.000 kilómetros de la Antártida, continente dotado de ingentes recursos naturales, y los Estados de Chile y Argentina cuentan con bases y población permanente en dicho continente durante todo el año. Desde al Atlántico Sur, es posible, así mismo, la comunicación marítima con el Océano Índico sin tener que atravesar ninguna frontera terrestre ni estrechos intercontinentales. Además, Hispanoamérica posee el que puede considerarse, tal vez, como el punto de comunicación inter-oceánico más importante y estratégico del mundo: el Canal de Panamá.
De este modo, la privilegiada ubicación geográfica de la América hispanohablante hace de esta un territorio de enorme potencial geoestratégico al unir los hemisferios norte y sur y los dos mayores océanos.
Hispanoamérica es parte de un gran “continente-isla”, separado del resto de masas continentales por los dos grandes océanos. Por lo tanto, en el caso hipotético de un ataque bélico o invasión por tierra, estos sólo podrían realizarse entrando desde Estados Unidos o Brasil, pero los asiáticos necesitarían atravesar el mar Pacífico, y europeos y africanos habrían de cruzar el Atlántico. Un ataque a Hispanoamérica habría de realizarse, en teoría, por aire o por mar. Sin embargo, en la práctica esto también resultaría sumamente difícil si estuviera unida como un solo país, porque constituiría una formidable potencia con capacidad para dificultar el ataque exterior a su territorio por vía marítima o aérea.
Otro importante factor de enorme importancia estratégica para Hispanoamérica son susenormes recursos naturales. Algunos datos clave nos darán una idea más precisa de su inmenso potencial. Hispanoamérica cuenta con casi un millón de kilómetros cuadrados de tierras cultivadas (la mayor parte de las cuales pertenecen a Argentina y México), lo que la sitúa entre las cinco mayores potencias agrícolas del mundo, junto a Estados Unidos, China, Rusia e India. Por su producción de energías primarias, se situaría entre las cuatro mayores potencias mundiales, por detrás de China, Estados Unidos y Rusia. Considerada como un único país, Hispanoamérica sería el primero del mundo por su masa forestal (cerca de 5 millones de kilómetros cuadrados), por sus recursos hídricos renovables (cerca de 10.000 kilómetros cúbicos), por su producción de oro, de plata y de cobre, y por sus reservas probadas de petróleo. Y, por muchos otros conceptos, Hispanoamérica se encuentra, por razones obvias de tamaño, en los primeros lugares del mundo, junto a las otras grandes potencias.
Pero además hay que tener en cuenta la denominada plataforma continental, que es la superficie de fondo submarino próxima a la costa (continuación submarina de los continentes) en la que abundan los recursos animales, vegetales y minerales, por lo que es de suma importancia económica. Tal como está definida por los convenios internacionales, la plataforma continental correspondiente a Hispanoamérica es la tercera mayor del mundo, tan sólo por detrás de las de Rusia y Canadá. Y la denominada Zona Económica Exclusiva (ZEE) -o “mar patrimonial” de Hispanoamérica- es mayor que la de cualquier país del mundo, incluido Estados Unidos.
Si la América de habla española cuenta con todas las características mencionadas, ¿por qué no es una superpotencia?, ¿por qué no es la rectora del mundo, como correspondería a su estratégica ubicación en el mundo y a sus enormes ventajas geográficas, que no tienen rival?
En su obra “La involución hispanoamericana” el abogado y economista argentino Julio Carlos González, siguiendo la teoría del geógrafo Halford J. Mackinder, nos explica que el mundo se divide en dos grandes áreas: una gran masa terrestre rodeada por el mar, a la que denomina “gran isla del mundo” (cuyo corazón es Rusia), y el “anillo insular y de bases marítimas” que rodea a la masa terrestre (cuyo corazón es Inglaterra). A diferencia de la masa terrestre, el “anillo insular” (hoy, la “Commonwealth”, nombre actual del Imperio británico) crece de forma multiplicadora, como una encina, y es una fuerza centrífuga que siempre ha pretendido -¡consiguiéndolo!- el control de las islas que rodean a los continentes, desde las que han logrado dominar el mundo entero. Frente a esto, Mackinder pronosticó que Estados Unidos se convertiría, al final, en una “potencia oriental” y así mismo afirmó algo que es de suma importancia para nosotros: el destino del mundo, hoy como ayer, está dado por la posesión de América del Sur (la mitad de la cual pertenece a Hispanoamérica). La célebre tercera posición de ese gran visionario que fue Juan Domingo Perón (citamos textualmente a J.C. González): “fue, en términos geopolíticos, un concepto hemisférico frente a la gran masa terrestre con corazón en Rusia (“heartland”) y frente al gran anillo insular con corazón en Gran Bretaña (“heartsea”). Si la América del Sur puede tener una influencia decisiva, las Américas Hemisféricas pueden tener una fuerza propia, centrífuga y centrípeta. De tierra. De mar. De aire. Una nueva alternativa para la humanidad. El hombre puede y debe cambiar el curso monetarista de la historia”.
Ese es, precisamente, el destino de nuestra Patria Grande, la América de habla española. Salvarse, primero, ella, para después salvar al mundo. Pero para lograrlo, aún nos falta algo que es de vital importancia: un Estado hispanoamericano. Este es el motivo por el que, todavía hoy, la América hispana es una nación invisible a los ojos del mundo y de los propios hispanoamericanos.
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