Por Javier Cornejo
Artículo publicado en el diario
El Tribuno el 21-10-2013
El 17 de octubre de 1945 el
“pueblo trabajador” elegía su líder:
Nacía el Estado Industrial Argentino.
El 17 de octubre de 2013, cada vez más “gente”
dentro de los difusos límites de una ajena geografía deambula sin líder y sin
trabajo.
Un “modelo” con total
inexistencia de un futuro para el pueblo argentino, fue el encargado de “profundizar” el
aniquilamiento de la herramienta industrial de nuestro país iniciado el 24 de
marzo de 1976 y continuado por los que siguieron, especialmente por el menemismo.
Aniquilamiento que avanzó
sobre la “columna vertebral del
justicialismo”, con la finalidad de disgregarla en infinidad de
representaciones, encaminándola hacia
una transformación en la masa creciente
de desocupados que día a día se expande de manera incontenible.
Lo que es peor, “desocupados resignados”.
Una resignación suicida en la que
fuera extirpada la vocación laboral e implantado el concepto clientelista del
subsidio a perpetuidad.
Su inicio fue una primer generación en que la
“chispa” de voluntad fue anestesiada, llegando a la actual tercer generación de
desocupados que no vieron a sus padres
ni abuelos trabajar, con lo que se produjo la total extirpación de toda
voluntad y ejemplo laboral.
A lo expuesto se suma una
creciente juventud (cronológica, no mental) de “ni-ni” que ni trabajan ni estudian, ni les interesa un futuro proyecto de vida concreto, que
altere el “limbo” en el que se
desenvuelven.
EXCEPCIÓN
Debo destacar especialmente que
el subsidio otorgado en forma transitoria a quien más necesita, para paliar una
situación de emergencia con el fin de
lograr una rápida inserción en el mundo del trabajo, es absolutamente plausible
y necesario y no tiene nada que ver con el subsidio de exigencia perpetua
instaurado en un país con “crecimiento a tasas chinas”.
COLUMNA VERTEBRAL QUEBRADA
La clase trabajadora argentina
está totalmente desdibujada en su conformación y organización. Está siendo
reemplazada por un cada vez mayor número de personas sin capacidad elemental de
procurar su propia subsistencia ni la de sus descendientes. Son producto
del “modelo de inclusión en la
dádiva”, en contraposición a un
Verdadero Proyecto orientado a la
participación en la creación de las condiciones necesarias para la expansión de
una oferta laboral creíble y posible,
con una simultaneidad de preparación en un acceso a las herramientas
culturales. Herramientas concretadas en
los conocimientos necesarios para el desarrollo de las propensiones
naturales del ser humano a la
transformación de la materia en función del logro de mejores condiciones de
vida para sí y sucesores.
En el modelo, el “desocupado resignado”, únicamente
asume un rol activo en una concientización que sólo a través de la fuerza
bruta, y no por un honesto y esforzado trabajo diario, logrará la satisfacción
de sus demandas, que a medida que son políticamente satisfecha se incrementan
en una progresión geométrica sin fin.
Paralelamente se erigen como las
figuras a imitar, los cabecillas de hinchadas futboleras que al frente de sus
barra-bravas, compiten en la virulencia de sus acciones en camino a un caos
programado que pronto recibirá el nombre de “primavera argentina”.
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