En la política de
estado rusa se observa asoma una decisión geopolítica que nos incumbe en forma
directa.
Ya en el
transcurso de 2013 se fue evidenciando el nuevo concepto de política exterior
de la Cancillería Rusa, a través de una firme orientación de acrecentar la
influencia cultural sobre América Latina.
Un ejemplo es la creación de la Cátedra de
Rusia dentro del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de
la Plata. Es una clara acción de vincularse culturalmente con países que
sufrieron la influencia norteamericana y “occidental”, que denostaron el bagaje
cultural de la Europa oriental.
NO SOLO VINCULACIÓN
CULTURAL
Obviamente tras
la vinculación cultural, avanza con
firmeza una vinculación económica con los países latinoamericanos.
En tal sentido, y
tras la condonación rusa de los U$S
35.000 millones de la deuda Cubana, toma
cuerpo la versión de la intención de
Vladimir Putin de sustituirse en los acreedores de nuestro país.
Es decir lanzar
el “Águila Bicéfala Rusa” a la caza de
los “buitres” (holdouts) que pretenden
la geografía argentina en resguardo y garantía de sus créditos.
Habrá que seguir
con atención los convenios de cooperación que se firmen o se esbocen en la visita
de Putin a nuestro país.
Aparentemente
estarían muy avanzadas las negociaciones para que un consorcio estatal Ruso (y
también chino?) se hagan cargo de nuestra deuda externa, con más el
otorgamiento a argentina de una voluminosa línea de créditos blandos. Pero como nada es
gratis, sería a cambio de un
posicionamiento en nuestra geografía del
sur de américa del sur, ello, en la búsqueda de un efectivo balance a la
presencia Británica en la plataforma insular y sus apetencias sobre el
continente antártico.
El Aguila
Bicéfala que reemplaza a la Hoz y Martillo en el escudo ruso, no es ninguna
casualidad. Es la firme decisión geopolítica de la representación de la mayor
masa terrestre del planeta (Rusia-China)
de integración continental en desmedro de la masa insular (británica).
El águila de dos
cabezas representa la unión del cristianismo oriental, de la Iglesia Ortodoxa y
el Poder Estatal, el poder religioso y el poder secular que la dinastía Romanov
sintetiza en: “Dios con nosotros”.
La simbología que
incorpora Putin es el escudo con “Águila Bicéfala con Tres Coronas con más el
Cetro y el Orbe en sus garras” con lo
que se publicita la recuperación del poder total.
Tras la caída y
diáspora de la URSS, hoy la Federación Rusa que Preside Vladimir Putin va por
mucho más allá de una integración de la geografía que fuera fraccionada hace
más de 20 años, en el nuevo orden mundial del mundo global, el protagonismo de
Rusia se impone como prioritario, el que unido a su “socio” (China) es el eje
por el cual parece alinearse el futuro
del planeta.
Resta observar
las “cartas” que sean jugadas por el Imperio Insular Británico en esta
contienda de titanes en la que nuestro protagonismo se reduce al papel zombis
habitantes de una geografía en disputa.
Mientras ello
ocurre, al igual que en 1978, el mundial futbolero sigue inexorable su curso
distractivo de un falso empacho nacionalista.
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