Publicado
el 2015/11/26 por Germán Mangione
Fuente: RT
A lo
largo de las últimas décadas, las relaciones entre China y América Latina han
gozado de un intenso desarrollo y se han caracterizado por unos vínculos
económicos cada vez más estrechos. Se estima que entre
2005 y 2014, Pekín otorgó créditos por 119.000 millones de dólares a
toda la región latinoamericana y se prevé que esta tendencia irá en
aumento en los próximos años. Esto lo confirma el hecho de que en los próximos
años, China se comprometió a invertir más de 50.000 millones de dólares en
una serie de grandes proyectos.
Más aún,
a principios del año, Xi Jinping declaró que China se
preparaba para invertir en la región latinoamericana 250.000 millones de
dólares en los próximos 10 años. A principios de septiembre de 2015, el
Banco Central de China anunció el
establecimiento de un fondo de inversión de 10.000 millones de dólares para la
cooperación bilateral con la región latinoamericana en ámbitos de alta
tecnología, energía, minería y proyectos de infraestructura.
Estas
cifras ponen en evidencia que China está desplazando a EE.UU.
en Latinoamérica. Mientras que en 2014 las inversiones chinas en la región
experimentaron un aumento de un 71%, los prestamistas estadounidenses, por el
contrario, sufrieron un descenso de 20% desde 2011.
Los
principales atractivos que encuentra China en la región no son solo su riqueza
natural y humana sino también el crecimiento y potencial de
desarrollo. “La actual cooperación industrial entre China y América Latina
llega en el momento preciso”, expresó el primer ministro chino Li Keqiang
durante una visita a Chile en mayo, informa ‘The New York
Times’. “China cuenta con capacidad de fabricación de equipo y tecnología
integrada a precios competitivos, mientras que Latinoamérica tiene la demanda
de expansión de infraestructura y actualización industrial”, añadió.
Hasta
ahora, los negocios chinos en la región estaban relacionados con los
sectores de la energía, la construcción de infraestructuras, la
agricultura, las manufacturas y la innovación tecnológica. A continuación, se
explican en mayor detalle los hitos, las tendencias y los proyectos más
importantes de la cooperación entre Pekín y sus principales socios económicos
de América Latina.
Venezuela
China, al ser un importante aliado tecnológico y petrolero de
Venezuela, representa una de las principales fuentes de financiación
externa de este país latinoamericano. Desde el año 2007, Venezuela ha
recibido 56.300 millones de dólares de fondos chinos, lo cual
equivale al 47% del total de la financiación china en la región, según los
datos de Diálogo Interamericano. Entre los sectores de la industria que reciben
el mayor financiamiento están las exploraciones petroleras, la minería de
oro y el cobre. El sector público de Venezuela también se ha beneficiado de las
inversiones de China. Venezuela, por su parte, paga el préstamo del país
asiático con más de medio millón de barriles de crudo y derivados.
Entre los
hitos clave de la cooperación chino-venezolana está, en primer lugar, la
creación, en 2007, del Fondo Mixto Chino-Venezolano que precisamente ha hecho
posible el financiamiento de más de 200 proyectos de desarrollo, entre los
cuales se incluyen el Satélite Simón Bolívar, cinco líneas del Metro y vías férreas
y terrestres, escribe Telesur.
En 2010,
se firmó un acuerdo para la explotación conjunta del bloque Junín 4 de la Faja
Petrolífera del Orinoco a través de una empresa mixta. Se trata una
zona al norte del río Orinoco muy rica en petróleo pesado y extrapesado. Su
área geográfica es de 55.000 kilómetros cuadrados y está distribuida entre los
estados de Monagas, Anzoátegui y Guárico, informa la página
oficial de Petróleos de Venezuela. Se divide en cuatro zonas: Boyacá,
Junín, Ayacucho y Carabobo.
En 2013,
se firmó otro acuerdo con la compañía China National Petroleum Corporation
(CNPC) que preveía la inversión de 28.000 millones de dólares en un nuevo
proyecto en la Faja Petrolífera del Orinoco. A este acuerdo se le añadió otro
por un total de 14.000 millones de dólares anunciado con la petrolera estatal China
Petroleum & Chemical Corporation (Sinopec).
El mismo
año se acordaron también convenios bilaterales en el sector de la agricultura,
el sector automotriz y en la seguridad ciudadana. Se ratificó un acuerdo entre
el Banco de Desarrollo Chino y el Banco de Desarrollo Económico y Social
venezolano (Bandes). En cuanto al sector minero, se acordó la participación de
China en un yacimiento en el estado Bolívar y un crédito de 700 millones
para estos fines. Asimismo, se aseguró un financiamiento de casi 400
millones de dólares para la construcción de una terminal marítima en
Morón.
A
principios de 2015, durante una visita de Maduro a China, se acordaron más
proyectos de cooperación y financiación por más de 20.000 millones de
dólares en distintos ámbitos para garantizar el buen funcionamiento de su
economía en el contexto de la caída del precio del petróleo.
En abril,
Nicolás Maduro anunció la llegada de
5.000 millones de dólares como parte del financiamiento de China para el
desarrollo del país. En septiembre pasado, el presidente venezolano
Nicolás Maduro anunció que China
prestará a Venezuela 5.000 millones de dólares con el objetivo de impulsar la
producción petrolera de manera progresiva en este país latinoamericano.
Asimismo, el jefe de Estado destacó el incremento de suministros de petróleo
hacia el gigante asiático, que superaban ya los 700.000 barriles y tenían como
objetivo un millón.
Perú
Las relaciones entre China y Perú en el ámbito del comercio e
inversiones están concentradas principalmente en el sector minero. En los
últimos años, el cobre, el hierro, el oro y otros materiales han constituido un
60 por ciento del total de las exportaciones peruanas, según un informe de la
Iniciativa de Gobernanza Económica Global de
la Universidad de Boston. Aunque en la industria minera de Perú
participan inversores de más de 30 países, China se ha convertido en líder en
este ámbito. En total, se estima que a las empresas chinas corresponde un 30%
de la cartera total de inversiones mineras del país. Asimismo, las compañías
chinas también tienen una importante presencia en el sector de hidrocarburos y
de la pesca comercial.
Las
relaciones bilaterales entre China y Perú empezaron a intensificarse a partir
de 2004, cuando Perú otorgó el estatus de economía de mercado a China, y en
2008, entraron en una nueva fase cuando ambos países establecieron una
“colaboración estratégica”, que llevó a la firma del Tratado de Libre Comercio
Perú-China en 2009.
Para
2011, China reemplazó a EE.UU. como el socio comercial principal de Perú. El
mismo año, fue creada la Asociación de Empresas Chinas, que para 2014 tenía ya
61 miembros y unas 120 empresas chinas estaban registradas legalmente para
operar en Perú, en sectores tales como la minería, la energía, las
telecomunicaciones, la maquinaria, la agricultura, la construcción y el comercio. Otro
paso importante para las relaciones chino-peruanas fue en 2013, cuando
se firmaron 11 acuerdos bilaterales para optimizar el comercio y reforzar
la colaboración en la agricultura, la infraestructura, los minerales y el
desarrollo social.
En noviembre
del mismo año fue autorizado para operar el primer banco chino, Industrial and
Commercial Bank of China (ICBC). China Fishery Group adquirió acciones en una
importante empresa pesquera peruana convirtiéndola en el mayor productor de
pescado en el mundo. CNPC anunció su adquisición de activos de Petrobras en
Perú dándoles a las empresas chinas alrededor del 40% de la producción de
hidrocarburos de Perú. En diciembre, el presiente Humala inauguró el
proyecto de cobre Toromocho, operado por Aluminum Corporation of China
(Chinalco).
Durante
2014, dos empresas chinas ampliaron su presencia en Perú. Se trata de China
Minmetals Corporation, que adquirió la mina de cobre Las Bambas a la compañía
suiza Glencore por 7.005 millones de dólares, y China National Petroleum
Corporation (CNPC), que compró los activos de la compañía brasileña Petrobras
Energía Perú por 2.600 millones de dólares, según un informe de CEPAL.
Brasil
En Octubre de 2010, la compañía China Petroleum & Chemical
Corporation (Sinopec) adquirió el 40% de la compañía española Repsol en Brasil
por 7.100 millones de dólares. En 2011 Sinopec adquirió el 30% de la portuguesa
GALP por 5.000 millones de dólares. En mayo de 2015, China y Brasil firmaron 35 acuerdos
de cooperación en áreas como el transporte, la energía, la ciencia y la agricultura.
Dichos acuerdos forman parte de un paquete de inversiones de 50.000 millones de
dólares e incluyen convenios para financiar proyectos de Petrobras por 7.000
millones de dólares.
El
proyecto estrella es el de la línea férrea que unirá el océano Pacífico
con el Atlántico, la Ferrovía Transcontinental Brasil-Perú. “Atravesará
nuestro país de oeste a este, pasando por los Andes hasta llegar a los puertos
peruanos”, comentó la presidenta Dilma Rousseff, citada por ‘El País’.
La
Ferrovía Transcontinental Brasil-Perú
Uno de
los proyectos más ambiciosos con la participación de China en la región es el
de la Ferrovía Transcontinental Brasil-Perú que pretende unir la costa
atlántica de Brasil hasta la costa del Pacífico en Perú. Pese a que actualmente
el proyecto se encuentra en su fase inicial, en mayo de 2015 Brasil, Perú y
China acordaron comenzar los estudios de su viabilidad.
“La
construcción de la interconexión ampliará aún más la conectividad de
Sudamérica, entre los países ribereños del Pacífico con Asia, fortaleciendo los
contactos comerciales de ambas partes, y contribuirá a impulsar el nuevo tipo
de industrialización del continente sudamericano”, afirmó el presidente peruano
Ollanta Humala.
El costo
del proyecto, según la estimación de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, es de
aproximadamente 30.000 millones de dólares. China ya se ha comprometido a
garantizar la protección del medio ambiente, puesto que las vías deberán
atravesar la selva amazónica y los Andes. Brasil, China y Perú “coinciden en
que el estudio conjunto de viabilidad no solo será favorable para nuestro
desarrollo conjunto, sino también para la protección del medioambiente”, aseguró Li Keqiang.
Pese a
que de este proyecto se ha hablado durante muchos años, el interés hacia el
mismo ha crecido durante el gobierno de Humala. “Antes, el mayor volumen del
comercio mundial estaba en el Atlántico, pero esa situación empezó a cambiar
con el crecimiento de las economías asiáticas. Hoy el 60% del comercio mundial
ha pasado al Pacífico. China además crece año a año y necesita productos de la
región”, cita ‘La República’ a
Miguel Vega Alvear, presidente de la Cámara Binacional de Comercio e
Integración Perú-Brasil.
Mientras
que para Perú y Brasil el proyecto resultaría beneficioso debido a una mayor
interconexión y el intercambio comercial, China a su vez podría ampliar su
presencia en la región.
En caso de que el proyecto se haga realidad, el ferrocarril se extenderá a lo largo de más de 4.000 kilómetros, atravesará la selva amazónica y cruzará la cordillera de los Andes a través del Abra de Porculla, después de lo cual bajará a la costa para llegar a los puertos de Bayovar y Paita, en Piura, en el Pacífico.
En caso de que el proyecto se haga realidad, el ferrocarril se extenderá a lo largo de más de 4.000 kilómetros, atravesará la selva amazónica y cruzará la cordillera de los Andes a través del Abra de Porculla, después de lo cual bajará a la costa para llegar a los puertos de Bayovar y Paita, en Piura, en el Pacífico.
“Si este
tren binacional se hiciera realidad sería un paso importante en la interconexión
ferroviaria peruana”, comentó Vega Alvear. En cuanto al posible impacto
medioambiental, Vega Alvear afirmó que “el ferrocarril reduce los problemas
medioambientales de una carretera, porque tiene paradas establecidas y no se
detendría en cualquier parte como los vehículos”.
Nicaragua
El Canal de Nicaragua es
el proyecto de una ruta interoceánica alternativa al famoso Canal de Panamá
que, según se prevé, cruzará el territorio de Nicaragua de este a oeste uniendo
el océano Pacífico con el Atlántico.
La
longitud de la ruta será de 278 kilómetros y su profundidad, de entre 26 y 30
metros, con un ancho que variará entre los 230 y los 520 metros. Será casi el
doble de profundo y ancho que el de Panamá y tres veces más largo. Se estima
que el costo total del proyecto es de 50.000 millones de dólares. En
comparación con el Canal de Panamá, una de las principales ventajas de esta
infraestructura será la posibilidad de atender buques de mayor tonelaje.
La
concesión para la construcción del Gran Canal de Nicaragua fue otorgada al
consorcio chino HKND Group (Hong Kong Nicaraguan Canal Development Investment
Group) en junio de 2013. Además de la excavación del canal, la
compañía tiene previsto construir carreteras, dos puertos, un
lago artificial, un aeropuerto, un complejo turístico y una zona de
libre comercio, así como fábricas de acero y de cemento.
El inicio
del megaproyecto fue inaugurado el 22 de diciembre de 2014. Se prevé que
las obras finalicen en 2019 y que entre en servicio en 2020. Además de los
obvios beneficios económicos provenientes del propio canal, los numerosos
proyectos complementarios podrían convertir a Nicaragua en un núcleo comercial
para toda la región.
El
octubre pasado, los estudios de impacto medioambiental ordenados por HKND
Group, concluyeron que la
construcción del proyecto es posible. “Se han realizado algunas optimizaciones
con mayor costo para el proyecto, (para) evitar (y) reducir impactos
ambientales y sociales, y minimizar los riesgos”, anunció el asesor jefe del
proyecto, Bill Wild.
Argentina
Argentina es otro país que goza de una estrecha colaboración económica
con China. En Argentina, la compañía china Cnooc (China National Offshore
Oil Corporation) ha llegado a ser la segunda petrolera después de la YPF tras
una serie de importantes adquisiciones parciales de distintas empresas. En
2010, Cnooc compró el 50% de la petrolera Bridas por 3.100 millones de dólares.
A continuación, este mismo año, Bridas adquirió el 60% de Pan American Energy
por 7.000 millones de dólares. En febrero de 2011, Pan American Energy compró
el 100% de los activos de Esso Argentina por más de 800 millones de dólares.
Últimamente,
Argentina y China firmaron un gran número de acuerdos de inversión y
financiamiento. En julio de 2014, en el marco de la visita de Xi Jinping a la
Argentina, ambos gobiernos firmaron un acuerdo integrado por 17 acuerdos de
diferentes ámbitos, cinco de los cuales son de carácter económico. Entre ellos
están el financiamiento de 4.700 millones de dólares destinado para el proyecto
de las represas Kirchner y Cepernic de Santa Cruz, que
empezó a negociarse en 2010, “la adquisición de buques y dragas chinas por 423
millones de dólares, el financiamiento de obras en el ferrocarril Belgrano
cargas por 2.099 millones de dólares, el proyecto de riego en Entre Ríos por
430 millones de dólares y el financiamiento para la construcción de la central
nuclear Atucha III”, informa Clarín.
Dichas
represas, que se ubican en la provincia de Santa Cruz, representan la mayor
inversión de China no solo en este país sudamericano, sino en todo el mundo,
según afirmó en agosto
pasado el gerente de la empresa constructora Electroingeniería, Mariano
Musso. El empresario comentó que se prevé que la inversión china, cuya
financiación se planea para los próximos quince años, superará los 4.000
millones de dólares. El empresario también destacó que las obras proporcionarán
unos 6.000 puestos de trabajo para los ciudadanos argentinos y de 10.000 a
12.000 empleos indirectos, mientras que 150 trabajadores chinos formarán parte
del proyecto. De acuerdo con el directivo, “este es el contrato emblema de
la asociación estratégica integral entre Argentina y la República Popular
China, se completará en cinco años y medio y aportará entre 3% y 5% de energía
al parque eléctrico nacional y 15% al que proviene de la hidroelectricidad”.
En
septiembre del mismo año, Argentina y China acordaron un convenio para la
construcción de Atucha III, una cuarta central nuclear de 88
megavatios, en la localidad de Lima. Según el convenio, China tenía que
proporcionar equipos y servicios y un financiamiento de 3.800 millones de
dólares.
En
diciembre de 2014, el Senado aprobó el Acuerdo de Cooperación entre Argentina y
China sobre la Construcción, el Establecimiento y la Operación de una Estación
de Espacio Lejano de China, en la Provincia de Neuquén, en el marco del
Programa Chino de Exploración de la Luna. Según el acuerdo, que se firmó entre
la Comisión Nacional de Actividades Especiales (CONAE) y la China Satellite
Launch and Tracking Control General (CLTC) y cuya duración es de 50 años, la
provincia de Neuquén cedería su terreno y la CONAE se beneficiaría con una
utilización mínima del 10% para usar la antena en el desarrollo de proyectos
propios, informa ‘Clarín’.
En
febrero de 2015, durante la visita de Cristina Fernández de Kirchner a
China, se acordó la creación de una Asociación Estratégica Integral entre ambos
países y se firmaron 15 acuerdos que abarcan distintas áreas. Algunos de estos
convenios se refieren a ventas o inversiones chinas en Argentina con
financiamiento procedente de organismos y bancos chinos.
El 15 de
noviembre de 2015, las delegaciones de China y de Argentina firmaron, en el marco de la
Cumbre del G20, un “acuerdo histórico” para la construcción de
dos nuevas plantas nucleares en el país sudamericano. “Entre ambos
acuerdos estamos hablando de financiamiento para obras por una cifra cercana a
los 15.000 millones de dólares”, afirmó el ministro de Economía argentino, Axel
Kiciloff. Se informa que un 85% de estos 15.000 millones de dólares serán
proporcionados por Pekín.
Ecuador
Otro país de América Latina que tiene una estrecha relación comercial
con China es Ecuador. En 2014, este país fue el cuarto mayor receptor de fondos
chinos, según la base de datos del Diálogo Interamericano. Se reporta que en
los últimos cinco años, China otorgó préstamos por más de 11.000 millones de
dólares. La mayor parte de este dinero fue destinada a proyectos
hidroeléctricos, la construcción de puentes, carreteras y otras
infraestructuras. Asimismo, a principios de enero de 2015, el ministro de
Finanzas de Ecuador, Fausto Herrera, anunció que China se comprometía a
invertir 5.296 millones de dólares en el país en distintos proyectos de
movilidad, sanidad, educación y seguridad.
En el
sector de la energía hidroeléctrica, destaca el proyecto Coca Codo Sinclair, que
es el mayor proyecto de construcción chino en el país. La construcción se
realiza por la
compañía estatal china Sinohydro y tiene un costo de 2.200 millones de
dólares, reporta ‘The New York
Times’. Entre los proyectos similares está el de la hidroeléctrica Sopladora,
situada en la provincia de Morona Santiago y construida por la compañía
Gezhouba, y el proyecto hidroeléctrico Toachi Pilatón, que es financiado por un
consorcio ruso, pero construido por The China International Water and Electric
Corp.
En cuanto
a la perforación petrolera, varios proyectos se han desarrollado en las
provincias de Sucumbíos, Orellana y Pastaza, con la participación de compañías
chinas tales como CNPC y Sinopec. En la minería, la compañía CRCC-Tongguan
Investment compró en 2012, por 100 millones de dólares, los derechos de la mina
de cobre Mirador, en la provincia de Zamora Chinchipe. A cambio, se comprometió
a invertir 1.400 millones de dólares en un período de cinco años. En la
provincia de Morona Santiago también existen varias minas de cobre y oro de
EcuaCorriente, su subsidiaria ecuatoriana.
Las inversiones
chinas también están presentes en un gran número de otros proyectos, tanto en
desarrollo como finalizados, como la construcción de puentes, trabajos
hidráulicos, carreteras y el sector de la energía eólica.
Chile
En mayo de 2015, Chile y China firmaron un memorando
de entendimiento para propiciar las condiciones que faciliten el uso de la
moneda china en el país sudamericano. El documento llegó después de que los
bancos centrales de ambos países alcanzaran un acuerdo bilateral sobre el
‘swap’ de sus monedas nacionales. Dicho acuerdo considera la apertura de una
línea por un monto máximo de 22.000 millones de yuanes (3.600 millones de
dólares), según un comunicado del Banco Central de Chile.
Adicionalmente,
se acordó que China aportaría a Chile 50.000 millones de
yuanes (8.000 millones de dólares) para que inversionistas institucionales
extranjeros inviertan directamente en el mercado de valores de ese país.
“Esperamos
que nuestra cooperación Chile-China en materia financiera pueda contribuir a la
cooperación industrial y de inversiones entre China y toda América Latina”,
afirmó Li Keqiang, citado por ‘El Universo’, tras reunirse
con la presidenta chilena Michelle Bachelet. El
canciller chileno, Heraldo Muñoz, comentó a su vez que “Chile se va a
transformar en un centro financiero para China para la liquidación de sus
monedas”.
En total,
se informa que el ‘stock’ total de las inversiones directas de China entre los
años 1974 y 2014 fue de 117 millones de dólares, según el Análisis de
las relaciones comerciales entre Chile y China en el marco del Tratado de libre
comercio del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Las tres categorías
principales entre las que se dividen estas inversiones son los servicios
financieros, a los que corresponde un 36,7 por ciento del total, la
silvicultura (31,6 por ciento) y la minería y canteras (29,2 por ciento). En
cuanto a las inversiones chilenas en China, se informa que para el mismo
período, el ‘stock’ de inversión alcanzó 353 millones de dólares, siendo los
sectores principales la industria (76,7 por ciento) y los servicios (23,1 por
ciento).
Bolivia
Pese a que Bolivia es uno de los países que menos inversiones
chinas reciben, también colabora con el gigante asiático en un gran número de
proyectos. La cooperación bilateral se produce “en alta tecnología con el
satélite Tupac Katari, aviones, helicópteros, telecomunicaciones, construcción
de carreteras, trenes ferroviarios, represas, ingenios azucareros y
minería”, informa el periódico
local ‘El Cambio’.
A
mediados de octubre pasado, el presidente boliviano, Evo Morales, anunció que China
concederá a Bolivia un préstamo de 7.000 millones de dólares destinado para
obras de infraestructura, transporte y energía eléctrica. Asimismo, el
mandatario adelantó que después de que se realicen las obras para las que
fueron designados los 7.000 millones, Pekín asignará un segundo crédito de
10.000 millones de dólares para otros paquetes de proyectos.
Actualmente,
en este país latinoamericano operan más de 60 empresas chinas, tanto públicas
como privadas, en diferentes proyectos, que buscan impulsar principalmente
la infraestructura productiva y las carreteras, escribe el diario
boliviano Página Siete.
“Entre
ellos están el Ingenio Azucarero de San Buenaventura, el nuevo ingenio de
la Empresa Minera Huanuni y el ferrocarril Bulo Bulo-Montero, además de la
ejecución de al menos cuatro carreteras de impacto”, precisa el medio. A
las compañías chinas también se les ha encargado “la instalación de Cartonbol,
la conclusión de Papelbol y la construcción y puesta en órbita del
satélite Túpac Katari”. Asimismo, China ha estado negociado con los
ministerios de Planificación de Desarrollo y de Minería proyectos como el siderúrgico
Mutún, el tren metropolitano y el aeropuerto de Santa Cruz.
No
obstante, uno de los proyectos más destacados es el del tren bioceánico que
uniría Brasil, Bolivia y Perú, según ha revelado el embajador chino Wu
Yuanshan, añadiendo que primero habría que esperar que finalicen los estudios.
Además,
en 2015 se ha inaugurado la Cámara de Empresas Chinas en Bolivia, que tiene
como objetivo fomentar las relaciones bilaterales y la cooperación económica y
comercial entre ambos países. La Cámara funciona bajo la dirección de la
Embajada china y la orientación de la Oficina del Consejero Económico y
Comercial de la Embajada, informa ‘La Razón’.
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