DEUDA PÚBLICA Y NUEVO
GOBIERNO MACRI
Por Héctor GIULIANO (27.11.2015)
En materia de
endeudamiento público – al contrario de lo que comúnmente se cree – no existe cambio sino continuidad de la política de gobierno en la Argentina porque la
administración saliente (CFK-Scioli) y la electa (Macri) tenían y tienen un
mismo objetivo de fondo: volver al mercado internacional de capitales para
tomar más deuda externa.
Tanto el fracasado
Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005-2010 como la Hoja de Ruta Boudou de 2008 partían
de la base que la reestructuración o refinanciación de la deuda de entonces iba
a permitir aliviar el perfil de vencimiento de las nuevas obligaciones para que
la Argentina pudiera volver a colocar bonos en el exterior.
Pero los errores de
diseño del Megacanje – altas tasas de interés en moneda extranjera, cupones PBI
compensatorios de la quita, aceptación de cláusulas leoninas a favor de los
acreedores y, sobre todo, irresolución del problema de los holdouts – así como
las utopías de la Hoja de Ruta K – idea de arreglos convenientes con los tenedores que no entraron en el canje y con el
Club de París – dieron paulatinamente por tierra con las esperanzas de paliar
el problema financiero insoluble de la deuda pateando siempre los compromisos
para adelante.
Y es así como un
gobierno que asumió signado por una crisis de deuda – por insolvencia y por
iliquidez – termina dejando a su sucesor una nueva crisis de deuda por los
mismos motivos.
CUADRO DE SITUACIÓN
La falta de datos
oficiales confiables en materia económico-financiera dificulta cuantificar los
problemas de la herencia que recibe la nueva administración Macri (inflación,
pobreza/indigencia, monto del PBI/niveles de crecimiento, deuda pública del
Estado Central/Deuda Pública Nacional, etc.) pero pueden identificarse, prima
facie, tres cuestiones centrales e inmediatas:
- La citada crisis de Deuda - como condicionante total de la política económica y financiera de gobierno - con el detonante del problema de los holdouts a la cabeza.
- La falta de divisas propias en el Banco Central (BCRA), como resultado de la política de pagos de la deuda externa con reservas internacionales y de la salida sistemática permitida de capitales.
- La elevada inflación real existente – con aumento del nivel de precios y distorsión de los precios relativos – la desactualización de precios/tarifas de servicios públicos y el retraso cambiario.
El verdadero panorama y
nivel de gravedad de la situación heredada lo dará el acceso a los datos
oficiales, lo que depende no sólo de que se conozcan sino también de que se den
debidamente a publicidad cosa que es particularmente importante en cuanto al
tema de la deuda.
AGENDA DE LA NUEVA
ADMINISTRACIÓN
La lógica y los tiempos
de la Economía son muy diferentes a los de las Finanzas y, en este momento, los
principales y determinantes problemas de la Argentina son financieros antes que
económicos.
En línea con las
acuciantes cuestiones expuestas, la nueva administración Macri va a tener que
tomar medidas urgentes en los tres campos:
- Inicio de conversaciones de allanamiento – mal llamadas negociaciones – con los fondos buitre en Nueva York, lo que implica desandar el camino del desacato ante el fallo Griesa y ponerse en manos del mediador Pollack, que actúa en la práctica como reestructurador de una deuda que aumenta progresivamente con el paso del tiempo y con la aparición del resto de los holdouts (los denominados me too), a los que el juez acaba de incorporar fácticamente en los reclamos contra nuestro país.
- Recapitalización del BCRA, dado el vaciamiento de reservas sufrido bajo la administración K, y la consiguiente reestructuración de su deuda cuasi-fiscal.
- Ajuste fiscal para atenuar el desequilibrio de las finanzas públicas (fuertemente determinado por el problema de la deuda y sus servicios), reducción de los subsidios, estabilidad de precios y tipo de cambio.
Ninguno
de estos puntos de agenda son fáciles de encarar ni predecibles para la acción
de cualquier gobierno pero tanto la extracción político-ideológica de la nueva
administración Macri como la superestructura de poder económico-financiera que
lo sostiene permiten entrever los lineamientos de su planteo al respecto.
Scioli en el debate Gesticulando que estamos en deuda cero. |
PRIORIDADES
DEL NUEVO GOBIERNO
Tanto
el candidato oficialista Scioli como el vencedor candidato opositor Macri venían
sosteniendo – ellos y sus portavoces económicos – una receta común para encarar el problema central del
endeudamiento argentino: tomar más deuda.
La
cuestión de la deuda es el eje central y absoluto de todo lo que ocurre en la
Argentina en materia financiera, económica y política; y las acciones y/o
preanunciadas y/o previsibles para la nueva administración lo demostrarían prontamente:
a) Contacto
inmediato con los holdouts para arreglar la forma de pago a los acreedores – fondos buitre y resto de los me too – lo que conlleva una nueva
reestructuración de deuda después del fracaso el Megacanje 2005-10.
b) Probable
apelación para ello a la variante Gramercy, por el antecedente del pago de
fallos del CIADI contra el país, que fueron triangulados por vía de la compra
de los derechos de las sentencias a los acreedores y luego refinanciación al
gobierno argentino con bonos.
c) Ampliación
del contrato de swap de monedas con China – se habla de unos 20.000 MD – a los
efectos de sostener las reservas del BCRA y cubrir los pagos de servicios de la
deuda en moneda extranjera, sobre todo los pagos derivados de la
aceptación/implementación de la sentencia Griesa.
d) Préstamo-puente
con los mismos destinos, provenientes de bancos internacionales, en la plaza de
Nueva York – presumiblemente liderados por la Banca Morgan (que habría ofrecido
5.000 MD de crédito directo y 10.000 MD como agente de grupos de inversores
financieros) – y preparación de nuevas colocaciones de bonos en moneda
extranjera a mediano plazo.
e) Conversión
progresiva de deuda cuasi-fiscal del BCRA (por Lebac/Nobac) en deuda por Letras
del Tesoro, para traspaso de obligaciones y descarga parcial del altísimo costo
financiero de las letras/notas, que hoy se colocan a tasas del 30 % anual en pesos (y que son las
que fijan el piso de las tasas de las mercado).
f) Conversión
de los atrasos en la entrega de divisas a importadores – que hoy acumulan 9-10.000 MD – en bonos de la deuda pública; lo
que implicaría la triangulación con inversores financieros que compren luego
dichos bonos a los tenedores posesionándose así de esa nueva deuda del Estado.
g) Aceleración
de la toma de deuda externa por las provincias - con la CABA, Buenos Aires,
Neuquén y Mendoza a la cabeza – en el marco del nuevo régimen de toma de deuda
por entidades subnacionales y con el propósito inmediato que las divisas así
obtenidas sirvan para reforzar la posición del reservas del BCRA.
h) Previsible
continuidad en las operaciones de endeudamiento externo, también con fines de
provisión de divisas, por parte de YPF y/u otros organismos nacionales.
i) Forzoso
replanteo de las relaciones financieras Nación-Provincias a la luz del fallo de
la Corte Suprema haciendo lugar al reclamo conjunto de Córdoba, Santa Fe y San
Luis, lo que conlleva una suma incalculable en caso de extenderse al resto de
las jurisdicciones.
j) Atención
del déficit del sistema previsional – actual de la ANSES e incremento con el
desfinanciamiento del 15 % de la coparticipación en momentos en que tiene el 65
% del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) prestado al Tesoro en forma
incobrable. Y
k) Cobertura
del déficit fiscal creciente – 140.000 M$ (Millones de Pesos) al 30.9 y que se
estima superará los 200.000 M$ a fin del ejercicio 2015, lo que implica un
aumento adicional del endeudamiento público porque el déficit se cubre con
deuda.
Este
último punto reviste particular gravedad, ya que se entiende que el nuevo
gobierno – por lógica – no podría encarar un severo plan de ajuste fiscal
apenas iniciada su gestión, por lo que debería apelar forzosamente a más
endeudamiento para atender las cuentas inmediatas (sueldos/jubilaciones y
deudas exigibles de proveedores) y sostener la transición hacia reducciones de
recursos por baja de subsidios y aumentos de tarifas en los servicios públicos.
La
deuda es, además, un componente implícito en el sostenimiento de la política
cambiaria porque – pese a sus dichos iniciales – se piensa con fundamento que
la nueva administración Macri no va a poder liberar el cepo y unificar el
mercado cambiario en forma abrupta y en el inicio de su gestión:
- Porque tales medidas implicarían una devaluación de hecho y – en mayor o menor medida - el inevitable traslado a precios de la misma.
- Porque el gobierno necesita mantener un retraso cambiario relativo para poder pagar servicios de la deuda externa y garantizar los de las nuevas obligaciones a contraer, siendo que la mayoría de la recaudación fiscal obviamente está en pesos mientras que los nuevos compromisos y sus servicios están en moneda extranjera.
- Porque el retraso cambiario relativo – por devaluación inferior a la inflación real – es, a la vez, un componente básico de la lucha anti-inflacionaria como ancla de precios internos y medida en tándem con las altas tasas de interés locales (hoy del 23-24 % a nivel mayorista Badlar) que garantizan los niveles de rentabilidad financiero-bancarias (la misma alianza fáctica de la Banca con la administración K).
El retraso cambiario y
su correlato de altas tasas de interés locales – clave de las altísimas
ganancias financieras por diferencia frente a las tasas internacionales –
continuarían así siendo el eje de la política monetaria, cambiaria y bancaria
de la nueva administración.
Como puede observarse,
todas – absolutamente todas – las acciones clave a desarrollar en el marco de
un replanteo inmediato de la crisis de deuda argentina que deja el gobierno
Kirchner serían así cubiertas con la colocación de más deuda.
Notablemente, la
política de pagos de la deuda externa sostenida a ultranza por la
administración K, el traspaso de la deuda impagable como deuda intra-Estado
(con tendencia a la licuación por impago y/o por sub-indexación), el
vaciamiento de las reservas internacionales del BCRA para cancelar deuda en
moneda extranjera, el aumento de las tasas de interés locales y el creciente
déficit fiscal, son todos factores componentes de la política seguida durante
la llamada década ganada que han
terminado sirviendo al endeudamiento forzoso, presente y futuro, del Estado
Argentino.
CONCLUSIÓN
El gobierno Kirchner ha
batido récords de pago de la deuda del Estado. La presidenta CFK declaró en
Setiembre de 2014 que desde el año 2003 su administración había pagado más de
190.000 MD (Millones de Dólares) en total por servicios de la deuda pública,
fundamentalmente externa y con terceros. Sin contar todavía las deudas
agregadas durante el corriente año 2015.
Estos pagos se
destinaron básicamente a cancelar deuda con terceros – acreedores privados y
organismos financieros internacionales – a costa de la Deuda intra-Estado, es
decir, usando recursos fiscales administrados por el gobierno para traspasar
las deudas impagables al Estado Central.
Tal política de pagos
de la deuda – en el marco de un sistema de deuda perpetua, donde los
vencimientos de capital se refinancian en su totalidad mientras se pagan los
intereses y se toma deuda nueva – tuvo por finalidad desagotar los altísimos niveles de deuda externa que se arrastraban
desde el default de fines de 2001 para volver a contraer más deuda.
Con el agravante que
ese mecanismo de pagos a ultranza seguido hasta sus postrimerías por el
gobierno K – que vivió pagando y
terminó debiendo más de lo que heredó
(178 contra más de 270.000 MD) – se hizo bajo el falso mito del
desendeudamiento.
Pocas veces en la
historia reciente un engañoso discurso oficial sobre la deuda pública ha sido
tan funcional a los intereses de los acreedores financieros del Estado.
Lic. Héctor L. GIULIANO
Buenos Aires, 27.11.2015
Archivo: GIULIANO
ARTICULO 2015 11 27 DEUDA MACRI
Epílogo para el mito del
desendeudamiento
Opiniones
Héctor
Giuliano
La administración K es la que más
deuda pagó en la historia argentina (entre 180 y 190.000 millones de dólares) y
la que más deuda agregó (260-300.000 millones a la fecha).
En el
marco de la nueva crisis de deuda que vive la Argentina, la administración
Kirchner viene multiplicando en las postrimerías de su gestión un aumento de
las obligaciones del Estado que agrava y acelera esta crisis, y que potencia a
la vez la pesada herencia financiera que le transmite al próximo gobierno.
La
política de re-endeudamiento y toma de nueva deuda deviene así la forma en que
el gobierno "compra" su tiempo de supervivencia financiera y
política, tratando que los efectos recaigan sobre la futura administración. Y
estos tiempos se aceleran porque el tiempo es función de la acción.
Un
capítulo tanto o más grave que el aumento de la deuda del Tesoro Nacional es el
paralelo sobre-endeudamiento también del Banco Central.
La
situación financiera del BCRA a la que ya nos referimos en numerosas
oportunidades es crítica, desde el punto de vista que el banco (como la
Tesorería) no tiene solvencia ni liquidez para poder afrontar sus pasivos ni
recuperar sus acreencias:
a) Según
el Balance resumido al 30.9 pasado las reservas internacionales brutas US$
33.300 millones quedan reducidas a sólo 10.400 MD de reservas propias cuando se
le restan los 7.400 MD de encajes bancarios en moneda extranjera y los 15.500
MD de Otros Pasivos (constituidos fundamentalmente por el swap con China y
préstamos del Banco Central de Francia y el BIS de Basilea).
b) Al
Banco Popular de China se le deben hoy US$ 11.000 millones por el swap o pase
de monedas en curso que ya ha sido utilizado en su totalidad y que se trata de
préstamo financiero a corto plazo (12 meses) y tasa de interés 6-7 %. Y en este
momento se negocia una ampliación el mismo por otros US$ 2.000 millones.
c) Las
reservas del BCRA se sostienen con deuda en moneda extranjera y comprando
divisas con deuda en pesos, a través del mecanismo de Lebac/Nobac, que son
también títulos a corto plazo con altas tasas de interés (del orden del 28-30 %
anual). El stock de estas letras es actualmente de $ 369.000 millones,
(equivalentes a US$ 39.200 millones) y su renovación continua, todas las
semanas, significa el costo que el banco paga por absorber el mismo dinero que
emite para comprar reservas, el servicio al capital financiero que presta al
mantener elevadas las tasas de interés de plaza y el subsidio a los fondos
ociosos del sistema bancario.
d) El
BCRA tiene el 65 % de su activo US$ 99.100 millones prestado al Tesoro,
básicamente para que éste pague deuda externa y financie el déficit fiscal creciente:
68.100 millones de dólares constituidos por Letras Intransferibles recibidas
como "vales de Caja" contra retiro de reservas para el pago de la
deuda extranjera y 31.000 millones de dólares (en pesos) son Adelantos
Transitorios para sostener parte del déficit fiscal con emisión monetaria.
e) Las
letras intransferibles a diez años de plazo empiezan a vencer a partir del 3 de
enero. La primera corresponde al pago de los US$ 9.580 millones al FMI en enero
de 2006 y ya está previsto y autorizado que se renueve con otro documento
similar.
En todos
los casos, no existe posibilidad de que el Tesoro pueda devolver los fondos
prestados al BCRA ni que éste pueda cancelar sus pasivos por deudas en moneda
extranjera y en pesos, como no sea tomando nuevas deudas.
Por falta
de información oficial al respecto, no se pueden consignar aquí ni siquiera por
aproximación los montos de endeudamiento correspondientes a Empresas del
Estado, Organismos Nacionales, Fondos Fiduciarios, Municipios del país y
Juicios contra el Estado con sentencia en firme.
Si bien
el MECON en su último Informe de Deuda Pública consigna que la deuda con los
bonistas que no entraron en el Megacanje 2005-2010 suma entre capital e
intereses 11.600 millones de dólares, estimaciones realistas elevan esta cifra
entre 20 y 30.000 millones contando capital, intereses acumulados, punitorios,
honorarios y gastos.
El
desacato argentino ante el fallo Griesa agrava cada día la situación legal y
financiera del país, por lo que las cuentas a pagar están creciendo en forma
relevante.
La
cuestión de los holdouts es un derivado del Megacanje Kirchner-Lavagna de
2005-2010 que dejara miles de millones en bonos afuera porque se trataba de un
"canje voluntario" e incompleto - de la conformidad del gobierno K
con los intereses de los acreedores al no cuestionar la legitimidad de las
acreencias ni la condición de los tenedores; y de las propias torpezas y
contradicciones técnicas y políticas de su administración, como la Ley Cerrojo
26.017 y su desubicación frente a los tribunales cuya jurisdicción aceptara.
Tal como
están las cosas, los totales a pagar por la cuestión de los holdouts que se
siguen acumulando - amenazan llevar a una nueva reestructuración de deuda
argentina, fácticamente a cargo del mediador Pollack.
Hasta
aquí el cuadro resumido de situación de las novedades relevantes producidas
durante la semana que pasó y los datos de referencia sobre el contexto de
endeudamiento generalizadodel Estado que deja la administración Kirchner.
Estos son
los hechos y las realidades frente al mito oficial del des-endeudamiento
público, que el gobierno trata porfiadamente de mantener hasta el próximo fin
de su mandato, así como oculta el altísimo costo financiero creciente del
verdadero endeudamiento que sigue produciendo y de su peligrosa nueva
concentración del perfil de vencimientos de la deuda con terceros.
La
política de pagos a ultranza por parte de la administración K es la
característica más importante de toda su gestión en materia de deuda: es el
gobierno que más deuda ha pagado en la historia argentina (entre 180 y 190.000
millones de dólares) pero a la vez el que más deuda ha venido aumentando
(150-175.000 millones contra 260-300.000 millones a la fecha).
La
descarga así de gran parte de la deuda pública con terceros acreedores privados
y organismos multilaterales de crédito a costa de pasarle la deuda impagable al
propio Estado (ANSES, BCRA, BNA y toda una serie de entes oficiales que han
sido "empapelados" con títulos sin capacidad alguna de repago) viene
cumpliendo el rol funcional de haber usado la Deuda intra-Estado como
"préstamo-puente" para retornar al mercado internacional de
capitales, precisamente para volver a tomar nueva deuda externa.
La deuda
intra-Estado deviene así, en la práctica, uno de los más grandes servicios que
la administración Kirchner haya venido prestando al capital financiero local y
global al amparo del mito del desendeudamiento, para volver a endeudarse.
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