C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista
de Temas Económicos y GeopolíticoDespués del fiasco del pretendido abordaje patoteril que Greenpeace intentó perpetrar contra una instalación petrolífera rusa en el Ártico, hace menos de un año, ahora volvieron a montar otro operativo de pretendido –y dudoso- positivo impacto mediático, esta vez intentando “impedir” (mero eufemismo), la descarga de petróleo ruso, extraído del Ártico, adquirido para consumo de la energéticamente sedienta Unión Europea.
Según trascendidos periodísticos, con este nuevo ataque, la organización
ecoterrorista habría violado cláusulas del acuerdo judicial rubricado para
obtener las excarcelaciones de los activistas-terroristas que en 2013
fallidamente abordaron la plataforma petrolífera; falta de cumplimiento que no
puede sorprender, pues se arroga siempre el falso rol de “gendarme ecologista
mundial”, que es la pantalla casi perfecta de sus acciones al servicio del MI6
(servicio secreto británico), y del Foreing Office (la cancillería de esa
potencia colonial).
Nuevamente nos enteramos que una
ciudadana argentina vuelve a hacer el triste papel de monigote maleable y
manipulable para servir los designios del decadente pero aún peligroso y
agresivo imperio británico.
De
nuevo una transnacional británica del ecologismo fundamentalista opera como
mascarón de proa del operativo fuertemente mediático, que tiene claras
connotaciones geopolíticas; si bien los “perejiles” usados, seguramente son muy
ignorantes del trasfondo real de esos operativos de guerras blandas, y casi con
certeza con las mentes “convenientemente” limadas, con muy sutiles técnicas de
colonización cultural, deben estar convencidos de ser “grandes luchadores a
favor de la ecología”; siendo en rigor simples peones descartables que ese
imperio utiliza en sus esfuerzos por mantener algo de los viejos y hoy opacados
resplandores de la época dorada del máximo poderío mundial en la ya muerta y
superada era victoriana, básicamente en la segunda mitad del siglo XIX.
Aunque los “perejiles” del ecoterrorismo ni lo piensen, y muchos inocentes
desinformados ni lo imaginen posible; en rigor la troika neocolonialista del
siglo XXI (EEUU, Francia, Gran Bretaña), con sus apéndices funcionales de la
UE, el Commonwealth, la OTAN y el FMI, están dando claras muestras de
insoportable incomodidad, ante la muerte definitiva del mundo unipolar, y del
consecuente creciente afianzamiento de la actual era multipolar. Con los
surgimientos o resurgimientos de varios otros actores geopolíticos relevantes,
que ya no se sienten obligados a aceptar pasivamente las políticas de
agresiones direccionadas que en forma abierta, discrecional, y crecientemente
violenta, vienen perpetrando sistemática y selectivamente aquellas potencias
neocoloniales, las operaciones de guerras blandas contra las nuevas potencias
emergentes son continuadas. Desde que la dupla Reagan – Tatcher marcó la
imposición del neoconservadurismo mundial, en una versión ampliada del
conservadurismo decimonónico, el neocolonialismo de las citadas potencias
“tradicionales” está operando para limitar los afianzamientos de las nuevas
potencias del actual mundo multipolar. En ese contexto se entienden las
agresiones de la británica Greenpeace contra Rusia, bajo la tapadera del falso
“ecologismo”.
Recordemos que el neocolonialismo
actual es la reedición ampliada de aquel colonialismo europeísta, que fuera
ultraliberal en lo económico, y que en lo geopolítico plasmó los acuerdos
imperiales del Congreso de Berlín –vulgar repartija de las posesiones
coloniales- establecida con ropajes formales, a fines del hoy caduco siglo XIX.
El
actual mundo multipolar tiene varios bloques de poder, algunos ya fuertemente
consolidados, como la renacida vieja Rusia con su descomunal territorio a
caballo de Eurasia; la poderosa y hoy indetenible China, el conjunto de grandes
emergentes del BRICS, y el pequeño pero potente Japón, que integrado a la
triada asiática con China y Corea del Sur puede ser un actor mundial excluyentemente
poderoso; y otros bloques en proceso de consolidación, como el del Sur-sureste
asiático; los convergentes bloques del Mercosur, Unasur y Celac; y posiblemente
otros.
En
ese actual contexto geopolítico mundial, la resurgida Rusia –superando los
estragos del neoliberalismo impuesto por Gorbachov –Yeltsin-; con una sutil
aplicación de diplomacia, exhibición explícita de “musculatura” bélica
formidable y muy dosificadamente empleada, y los manejos de los resortes
geopolíticos disponibles a su favor; ha significado un abrupto freno que abortó
planificadas agresiones mayores directas en los muy conflictivos escenarios de
Siria, Ucrania, e incluso en el montaje mediático – terrorista destituyente
implementado en Venezuela (en este último caso, sin minimizar ello el fuerte
rol estabilizador desarrollado por Unasur-Celac).
Los pretextos “ambientalistas” van como anillo al dedo, para justificar los
operativos de Greenpeace y otras ONGs transnacionales manejadas por el hoy
alicaído G 7; operativos que con mucha virulencia agreden mediática y
fácticamente a Rusia, intentando erosionar su credibilidad en la influenciable
opinión pública mundial.
De
seguro los adocenados activistas “grinpicianos” ni se preguntan por qué su
supuestamente “idealista y pura” ONG “ecologista”, nunca protesta por los
desmanes ambientales que Gran Bretaña perpetra sistemática y desdeñosamente, en
Malvinas y el Atlántico Sur, practicando y permitiendo pesca comercial
depredatoria, buscando y pretendiendo extraer hidrocarburos en alta mar,
concentrando enormes cantidades de un arsenal bélico convencional y nuclear, y
no haciendo nada para recuperar los armamentos nucleares en sus barcos hundidos
por la valerosa y muy eficiente Fuerza Aérea Argentina, en la guerra de 1982.
Pero las agresiones de Greenpeace y otras ONGs pseudo ecologistas, seudo
indigenistas y seudo derecho humanistas, también atacan a Íbero América, y en
particular lo hacen encarnizadamente contra Argentina. En nuestro país, son muy
claras las prédicas corrosivas y violentas acciones constantes, perpetradas
para dificultar e impedir nuestro desarrollo y para abortar nuestros fuertes y
concretos avances tecnológicos, con aviesas acciones mentirosamente agresivas,
que pretenden descalificar al muy eficiente y muy relevante Sector Nuclear
Argentino.
En
esas acciones, lamentablemente, esas ONGs ecoterroristas, cuentan con las
deplorables complicidades de políticos de relevantes funciones (principalmente
legislativas), que se prestan a incalificables acciones de falaces y/o
tergiversadas campañas de desprestigio montadas en contra de la Comisión
Nacional de Energía Atómica y otros también prestigiosos entes vinculados.
Las deplorables acciones de politiquería oportunista y de muy bajo vuelo, son
variadas y sistemáticas; lamentablemente priorizando estrechos y mezquinos
intereses electoralistas de muy corto plazo, a costa de Grandes Objetivos
Estratégicos de Largo Plazo, cuidadosamente planificados por nuestro eficiente
Sector Nuclear, cuyo relevante accionar lleva más de seis décadas de notables
concreciones y de muy promisorios objetivos, conducentes a nuestro desarrollo
socio-económico, industrial y sobre todo tecnológico, en un amplio espectro de
muy estratégicas importancias, en los cuales somos una de las potencias líderes
mundiales.
Particularmente virulento y vergonzoso, está siendo el accionar corrosivo de
algunos operadores políticos montados sobre las acciones de grupos
ecoterroristas de evidentes manejos pro británicos (Greenpeace y varias de sus
subsidiarias locales, entre otras ONGs), en los proyectos de la Central CAREM y
la empresa estatal Dioxitex, a emplazarse en Formosa, los cuales sin duda
cambiarán positivamente el crónicamente subdesarrollado perfil productivo de
esa hermana provincia argentina.
Manifestaciones como las perpetradas por esos legisladores, como copartícipes del accionar del ecoterrorismo apátrida transnacional, sin duda merecen el calificativo de miserables acciones de traición a la patria; del mismo deplorable tenor perpetrado por los ex presidentes Alfonsín y De La Rúa, cuando incalificablemente frenaron abruptamente y casi llegaron a destrozar al Sector Nuclear Argentino, en un accionar que claramente fue “obediente” y genuflexo, ante las “sugerencias” en tal sentido de las por entonces todo poderosas potencias del G 7, y en particular de Gran Bretaña, eterna potencia que presiona para impedir nuestro desarrollo, hecho probadamente demostrado a lo largo de nuestras dos décadas de Historia Nacional.
Este tema será ampliado, Dios mediante, en otro artículo específico.
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