Editorial:
Claudio Molina – Opinión a título personal
Ante la
crisis que vive toda la cadena de valor vinculada a la industria automotriz
argentina, me solidarizo con ella y pido al Gobierno Nacional y a los Gobiernos
Provinciales de jurisdicciones donde existan fábricas de dicha cadena de valor,
que más allá de los esfuerzos que vienen realizando y de las políticas que de
ellos se derivan, hagan con la mayor rapidez posible, un nuevo y profundo
análisis sobre la importancia que a mi entender podría tener para aquélla, las
siguientes medidas:
1. La eliminación de todos los impuestos internos que gravan a los automotores, en general, y en particular, el que grava a los automóviles gasoleros.
2.
El restablecimiento de un plan canje como el vigente en los noventa,
adecuándolo a la realidad económica actual y considerando la necesidad
imperiosa de sacar de circulación automotores de más de diez años de
antigüedad, que son los que más contaminan, entre otras externalidades
negativas que generan –a los efectos de recordar este programa, sugiero ver una
nota de la época en Diario Clarín. http://edant.clarin.com/diario/1999/01/21/o-01001d.htm
3.
El establecimiento de líneas de crédito blandas a mediano y largo plazo, para
inversiones destinadas a mejorar la competitividad y el capital de trabajo de
la cadena de valor automotriz, como así también, a financiar la investigación y
desarrollo de la misma.
4.
La implementación de certificados de crédito fiscal para reducir en el corto
plazo, el impacto de las contribuciones sociales sobre la nómina salarial.
5.
La creación de líneas de créditos prendarios a 60 meses, que financien el 75 %
del costo total del automotor involucrado, con tasas razonables en términos de
spreads bancarios internacionales (a la luz de informes independientes a ser
realizados por personas o entidades de reconocida trayectoria en el sistema
financiero), ajustables por evolución del coeficiente de variación salarial que
publica INDEC.
6.
La creación de una línea de leasing automotor para uso particular, con costos
acordes a los existentes en los países desarrollados.
7.
La reducción de la carga tributaria provincial y municipal.
8.
Otras que resulten fundamentales para la reversión de la crisis que nos trata,
derivadas de los citados estudios.
Como contrapartida del esfuerzo fiscal, la cadena de valor automotriz debería comprometerse –entre otras cuestiones- a:
a. Concretar un fuerte incremento de los controles de calidad, para asegurar la máxima satisfacción al consumidor de sus productos.
b.
Desarrollar un vehículo totalmente argentino, en el segmento mediano como
mínimo, tanto en cuanto a la ingeniería básica y de detalle, la máxima incorporación
posible de componentes nacionales a cada proyecto, a razón de un modelo por
terminal (o al menos, uno cada dos terminales que firmen un joint venture ad
hoc), en un plazo de cinco años, proyecto que seguramente permitirá exportar
fluidamente a largo plazo. En este sentido, es paradogico para nuestro País,
que teniendo un desarrollador de autos super sport prototipo de primer nivel
internacional como lo es el Ing. Horacio Pagani, no podamos colocar masivamente
en el mundo automóviles de ingeniería integral argentina.
c.
Aumentar el compromiso social empresario, profundizando sobre cuestiones
vinculadas al impacto ambiental del crecimiento del parque automotor, la
reducción de gases efecto invernadero (todo esto en el marco de las
disposiciones del artículo 41 de la Constitución Nacional), la eficiencia
energética implícita en los desarrollos existentes y previstos para el futuro,
a la imperiosa necesidad que tiene el País de reducir la presión sobre la
demanda de combustibles minerales y en general, la sustentabilidad de la cadena
de valor a largo plazo.
d.
Implementar rápidamente el programa Flex Fuel en el País, al estilo de similar
política vigente en Brasil, con independencia de la firme resistencia que
presentan a las energías renovables en general y a la bioenergía en particular,
influyentes personas físicas y jurídicas vinculadas al viejo paradigma
energético, que sobre la base del aprovechamiento de ventajas impositivas
relacionadas a la importación de combustibles –las que aunque estén sustentadas
en la ley, son inconstitucionales-, obvian el fuerte vínculo del uso de
petróleo y derivados con el problema del calentamiento global de la atmósfera,
el efecto colateral negativo sobre el balance nacional de divisas que genera la
creciente importación de combustibles y otros temas estratégicos para el País,
Por otra parte, se requiere un fuerte compromiso sindical para eliminar la conflictividad laboral creciente que hoy se registra en esta cadena de valor, al menos durante un año, en momentos donde hacen falta esfuerzos patrióticos, para el mantenimiento de las fuentes laborales, por encima de cualquier interés particular.
Estoy
seguro que un giro como el planteado antes en la política automotriz argentina,
si se implementa muy rápido, ayudaría a retomar la senda del crecimiento de
esta cadena de valor. Para ejemplos que me tocan de cerca, presento el buen
pronóstico que existe en la industria argentina de biodiesel, a partir de la
reducción significativa de la carga tributaria que ha ocurrido recientemente
–siempre y cuando, claro está, que la misma perdure-.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario