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jueves, 1 de agosto de 2013

La flota submarina es el núcleo de la Armada de Rusia

La flota submarina, el núcleo de la Armada rusa
El Día de la Marina de Guerra que se celebra tradicionalmente en Rusia el último domingo de julio, es un buen motivo para analizar su estado actual y la estrategia de desarrollo.
Las declaraciones y pronósticos que salieron a la luz pública durante las últimas semanas hacen posible sacar varias conclusiones sobre los planes de desarrollo a largo plazo de esta Arma más costosa de las Fuerzas Armadas de Rusia.
Los submarinos son la principal fuerza operativa de la Armada rusa
Unos 60 submarinos, desde los portamisiles nucleares hasta los sumergibles Diesel polivalentes, constituyen a día de hoy el núcleo de la capacidad combativa de la Marina de Guerra rusa. A juzgar por todo, esta situación no cambiará en un futuro previsible.
Así las cosas, todas las noticias relacionadas con la Armada, sea la incorporación a sus arsenales del submarino nuclear estratégico 'Yuri Dolgoruki', buque insignia del proyecto 955 clase Borei, o planes para modernizar los submarinos Diesel del proyecto 677 Lada, centran un interés especial.
La estructura de la flota submarina estipulada en el Programa Nacional de Fabricación del Armamento para el período de entre 2011 y 2020 que prevé la construcción de ocho submarinos portamisiles estratégicos, siete u ocho submarinos nucleares polivalentes y diez o doce submarinos Diesel fue poco equilibrada.
Mientras que los ritmos de reemplazo de los submarinos portamisiles estratégicos y submarinos no nucleares fueron más o menos adecuados, este programa amenazaba con reducir considerablemente el número de los submarinos nucleares polivalentes. A día de hoy, la Marina rusa tiene en sus arsenales 27 submarinos polivalentes de proyectos 949А, 971, 671RТМК y 945/945А, la mayor parte de los que se retirará del servicio operacional durante los próximos 10 o 12 años.
Parece imposible reemplazar a todos los submarinos de este tipo con siete u ocho buques del proyecto Yasen que, pese a sus características estupendas, son incapaces de desplegarse simultáneamente en varios teatros de operaciones para llenar los vacíos que se formarán debido a una drástica reducción de la flota submarina.
Por otro lado, es poco probable incrementar hasta 2025 el volumen de construcción de los submarinos de la clase Yasen, al menos hasta 15 sumergibles al año, debido a su precio demasiado alto (más de 100.000 millones de rublos o 3.045 millones de dólares cada uno) y la tecnología complicada de su fabricación.
Rusia desarrolla ‘cazas submarinos’
Se podría resolver el problema anunciado, al desarrollar un nuevo proyecto menos ambicioso y más barato que podría sustituir en la proporción de 1 por 1 a los submarinos polivalentes que se retiran del servicio operacional.
Esta decisión fue tomada al fin y al cabo. Varios medios de comunicación informaron a principios de este mes de julio, citando las fuentes de la Corporación Naval rusa OSK que empezó el desarrollo de un nuevo submarino nuclear, llamado a sustituir los submarinos de los proyectos 671, 971 y 945.
Este sumergible es destinado para proteger los submarinos portamisiles estratégicos de ataques hipotéticos por submarinos polivalentes del enemigo, así como para la búsqueda y destrucción de los portamisiles del enemigo en las zonas donde cumplen las misiones de vigilancia.
Así las cosas, se puede caracterizar el nuevo buque como ‘caza submarino’ destinado para luchar contra los sumergibles del mismo tipo. Mientras, gracias al actual nivel de desarrollo de sistemas de misiles, se podrá dotar con éstos los nuevos submarinos. Pero es evidente que su capacidad combativa será más débil que la de los Yasen capaces de portar hasta 32 misiles de crucero de tipo distinto y 8 lanzaderas de misiles universales.
Los datos suministrados por las fuentes próximas a la industria rusa de defensa hacen posible suponer qué características tendría el nuevo submarino. A juzgar por todo, el futuro ‘caza submarino’ desplazaría 6.000 ó 7.000 toneladas (en comparación con 13.000 ó 14.000 de los sumergibles de la clase Yasen), podría navegar a una velocidad máxima de 30 nudos y estaría equipado con 4 o 6 tubos lanzatorpedos, así como 8 ó 12 misiles de crucero en lanzaderas de misiles universales. El coste de fabricación de este submarino calculado a precios actuales ascendería a 50.000 ó 60.000 millones de rublos (unos 1.520 ó 1.820 millones de dólares).
En caso de que estos buques sean dotados con una planta energética menos potente y una menor cantidad de armamento, se podría construirlos a ritmos más rápidos. Se prevé que la construcción del buque insignia de este proyecto empezará en los próximos dos o tres años, lo que permitirá incorporarlo a la Armada hacia 2020 ó 2021.
Si la fabricación en serie de estos submarinos se realiza no sólo en el astillero Sevmash en Severodvinsk, norte de Rusia, se podría incorporar a la Marina de Guerra hasta 20 ‘cazas submarinos’ hasta 2030. Mientras, incluso 10 o 12 sumergibles de este tipo junto con los submarinos de la clase Yasen y la modernización de los submarinos fabricados en la época soviética reforzarán demasiado la capacidad combativa de la Armada rusa.
La opción de la Armada estadounidense
El problema que trata de resolver a día de hoy la Marina rusa ya fue resuelto por la estadounidense. Al término de la Guerra Fría, este país redujo drásticamente los gastos en defensa y aumentó el coste de construcción de los submarinos de nuevos proyectos.
En los años noventa, la Armada estadounidense renunció a la fabricación en serie de los submarinos grandes y dotados con armamento pesado de la clase Sea Wolf a favor de un proyecto menos ambicioso de los sumergibles tipo Virginia. En los noventa, fueron construidos sólo tres submarinos Sea Wolf en vez de los 30 planeados, mientras que hacia hoy ya se han fabricado 10 submarinos tipo Virginia cuya construcción se inició en 1999, y la Armada de EEUU espera completar sus arsenales con al menos 30 buques de esta clase destinados a sustituir a los sumergibles de la clase Los Angeles a medida que se expire su vida útil.
Al discutir el desarrollo de la flota submarina rusa, se abordó en reiteradas ocasiones la posibilidad de seguir el ejemplo de EEUU y fabricar sólo dos o cuatro submarinos de la clase Yasen para pasar posteriormente a la construcción de sumergibles de un proyecto más barato.
Pero a día de hoy, esta solución sería inoportuna por motivos políticos. Los submarinos polivalentes del proyecto 885 Yasen deben sustituir a los cruceros nucleares del proyecto 949А destinados a destruir las flotillas de buques del enemigo, ante todo, los portaaviones. Esta tarea sigue siendo actual, teniendo en cuenta no sólo las relaciones complicadas ruso-estadounidenses sino también la coyuntura en el Lejano Oriente donde los actores principales – Japón y China – refuerzan el potencial de sus escuadrillas de buques de superficie. Mientras, para Rusia la posibilidad de un conflicto bélico con Japón es una de las más altas.
Los submarinos estadounidenses de la clase Sea Wolf son, ante todo, ‘cazas submarinos’. La misión de la destrucción de buques de superficie del enemigo la cumple en EEUU la aviación embarcada. Así las cosas, Rusia podría seguir el ejemplo de EEUU sólo en caso de formar una alianza militar con EEUU, lo que no sucederá en un futuro previsible seguramente.
En vista de la actual coyuntura geopolítica, la Armada rusa debe tener en sus arsenales los submarinos destinados a destruir buques de superficie. Así las cosas, al menos ocho o diez submarinos dotados con potentes sistemas de misiles deben estar en servicio operacional en Rusia.
Se puede resolver esta tarea para el período de hasta 2030 por construir siete u ocho submarinos de la clase Yasen y mantener en servicio operacional tres o cuarto cruceros modernizados del proyecto 949А.
Submarinos no nucleares
A diferencia de EEUU, en los arsenales de la Marina de Guerra rusa está una gran flotilla de los submarinos no nucleares, debido a la presencia naval de Rusia en tales teatros de operaciones como el mar Báltico, mar Negro, mar Mediterráneo y mar del Japón.
En Rusia el término ‘no nuclear’ se aplica a un submarino dotado con una planta propulsora no dependiente del aire, a diferencia de los buques tradicionales Diesel que necesitan el aire para propulsores diesel y utilizan acumuladores cuando están bajo la superficie del agua.
Son necesarios al menos 20 submarinos de este tipo para cumplir las tareas planteadas ante la Armada en los espacios marítimos cerrados sin apoyo de sumergibles nucleares. A día de hoy, la Marina de Guerra rusa tiene en sus arsenales submarinos Diesel de la serie 877 Paltus y 636 Varshavianka (Kilo, según la clasificación de la OTAN), construidos en los ochenta y noventa del siglo pasado, una gran parte de los que están fuera de servicio.
La recuperación de la capacidad combativa de la flotilla de submarinos no nucleares se realiza de dos modos: se repara a los submarinos de la clase Kilo y se construye nuevos modelos. En el segundo caso, la realización del nuevo proyecto 677 Lada se tropieza con obstáculos.
En los 2000, se puso de quilla tres sumergibles tipo Lada para la Marina de Guerra rusa. Pero el proceso de su construcción fue largo y complicado. No se logró resolver problemas con la planta propulsora principal que se preveía instalar en Lada, ni con el sistema hidroacústico del sumergible.
Así las cosas, se entregó a la Armada rusa sólo un submarino de esta clase para las pruebas, pero los militares no manifestan su deseo de incorporar a sus arsenales más sumergibles de este tipo.
Los trabajos de eliminación de defectos técnicos del proyecto continúan.
Como medida provisional, la Marina de Guerra rusa decidió completar sus arsenales con la versión modernizada del proyecto 636. Se trata de los submarinos Diesel desarrollados para la exportación a base del proyecto 877 Paltus.
Se proponía entregar a la Armada rusa los submarinos de este proyecto a principios de los 2000. Si se hubiera tomado la respectiva decisión hace casi diez años, al menos seis u ocho nuevos submarinos Diesel ya habrían podido ponerse en servicio operacional.
Mientras, la Armada rusa firmó contratos para la fabricación de seis submarinos del proyecto 636.3 modernizado, tres de los que ya están construyéndose. Se prevé que el buque insignia de esta clase ‘Novorossiysk’ será botado en lo que reste del año en curso.
Cálculos
A día de hoy, la Armada rusa tiene en los arsenales casi 60 submarinos, sin tomar en consideración los sumergibles de misiones especiales. Al mismo tiempo, según varias estimaciones, sólo 4 ó 5 submarinos portamisiles, 12 ó 15 submarinos nucleares polivalentes y 8 ó 10 submarinos no nucleares son capaces de cumplir misiones de combate, es decir, menos de la mitad de las fuerzas que están en servicio operacional. Esto es insuficiente ni siquiera para mantener la presencia naval de Rusia en las área de importancia crítica, sin hablar de la posibilidad de aumentar esta presencia en caso necesario.
En caso de reparación y modernización de los submarinos existentes, unos 2 ó 3 submarinos portamisiles, 8 ó 10 submarinos nucleares polivalentes y 6 ó 8 submarinos diesel pueden mantenerse en servicio operacional hasta 2025 ó 2030.
Así las cosas, para recuperar el potencial de la flota submarina es necesario construir 8 ó 10 submarinos portamisiles, 18 ó 22 submarinos nucleares polivalentes y 12 ó 15 submarinos no nucleares. A día de hoy, están construidos o construyéndose cuatro submarinos portamisiles, dos submarinos nucleares polivalentes y tres submarinos no nucleares. Se espera que en 2013 se ponga de quilla un submarino portamisiles, un submarino nuclear polivalente y dos submarinos no nucleares.
Es evidente que la realización del programa de construcción de submarinos portamisiles es prioritaria. El escudo antimisiles garantiza la seguridad y la soberanía de Rusia.
Mientras, para cumplir las tareas que garantizan el mantenimiento de influencia del país en el mundo es necesario aumentar los volumenes de construcción de los submarinos de todas las clases. De lo contrario, incluso los portamisiles construidos pueden quedarse sin la protección necesaria.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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