Lo que se dijo...
Rusia se opone a la
creación de una zona marítima protegida en la Antártida
Estrategia Britanica Atlantico Sur
4 de
agosto de 2013 Sergio G. Caplan, Rusia Hoy
La
Federación Rusa sorprendió a la comunidad internacional al vetar la propuesta
de creación de dos Áreas Marinas Protegidas (AMPs) en los mares antárticos,
haciendo fracasar la reunión extraordinaria de la Comisión para Conservación de
los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA).
Algunas
delegaciones europeas acusaron a Rusia y Ucrania de proteger sus intereses
pesqueros antes que aquellos de la cooperación y la conservación
medioambiental. Fuente: Ruslán Schegolkov
Estados
Unidos y Nueva Zelanda por un lado, y por otro Australia, Francia y la Unión
Europea habían presentado ante la CCRVMA, organismo que forma parte del Sistema
del Tratado Antártico (STA), propuestas para establecer Áreas de Protección
para el Mar de Ross y para la Antártida Oriental respectivamente. Estas zonas
en conjunto representan más de 3 millones de km2 que podrían haberse
convertido en reservas para la protección pesquera y ante cualquier tipo de
daño medioambiental.
Sin
embargo, en la reunión extraordinaria de este organismo internacional,
convocada en la ciudad alemana de Bremerhaven entre el 11 y el 16 de julio, la
delegación rusa, junto a la ucraniana, se opuso a la creación de estos
regímenes especiales de protección medioambiental haciendo fracasar la reunión
y posponiendo el debate hasta el próximo encuentro.
Los Estados
que realizaron las propuestas, así como también diversos organismos
no-gubernamentales y asociaciones ambientalistas han protestado en contra de
esta actitud de la delegación rusa. Según el Departamento de Estado de los
Estados Unidos, “El mar de Ross constituye una de las últimas y más grandes
regiones del planeta que cuenta aún con una única y productiva biodiversidad.
Se trata de un laboratorio natural para comprender el cambio climático, los
océanos y nuestro mundo”. En los mares antárticos viven más de diez mil
especies de animales únicas en el mundo, como por ejemplo aves marinas,
pingüinos, ballenas, etc. que poseen un alto valor científico y ecológico, más
allá de su valor económico.
Pero lo
curioso de este hecho no fue la simple oposición rusa, sino la justificación
esgrimida para fundamentar esa postura: Rusia argumenta que la
CCRVMA no tiene competencia para tomar este tipo de decisiones. Sin embargo,
este organismo ya había creado algunas áreas de protección en las Islas
Orcadas, cerca de la península antártica, en el año 2009 y con la aprobación de
todos sus miembros, incluyendo a Rusia, ya que todas las decisiones en la
CCRVMA se adoptan por consenso. Esto significa que cualquier medida que se
pretende aplicar requiere la validación de todos los Estados. Cualquiera que se
oponga bloquea automáticamente el proceso de toma de decisiones.
¿Qué
intereses existen entonces detrás de estas medidas? Algunas delegaciones
europeas acusaron a Rusia y Ucrania de proteger sus intereses pesqueros antes
que aquellos de la cooperación y la conservación medioambiental. Sin embargo,
resulta lógico también que el gobierno ruso esté evaluando la posibilidad de
conservar cierto margen de maniobra respecto a las decisiones que se tomen en
el continente antártico, limitando la capacidad de acción de los organismos del
STA, a partir del éxito logrado en la exploración del Lago Vostok, donde se
podrían producir importantes avances científicos y tecnológicos.
Sin
embargo, por el otro lado, hay quienes aseveran que las AMPs podrían ser un
instrumento de las potencias para garantizar el control de ciertos espacios
territoriales y marítimos escondiendo sus intereses reales bajo la bandera de
la protección medioambiental. Esto se puede observar claramente a través del
ejemplo de las Islas Georgias y Sandwich del Sur, que junto con las Islas
Malvinas forman parte del territorio en disputa entre el Reino Unido y la
Argentina. Los británicos, ocupando de facto los archipiélagos, decidieron
crear en febrero de 2011 un Área de Protección Marina allí.
Esta
estrategia resulta útil al Reino Unido para intentar ganar cierto apoyo internacional
frente a un reclamo de soberanía infundado desde la perspectiva de la historia,
el derecho y la geografía y para proyectar sus intereses sobre toda la región
del Atlántico Sur Occidental, incluyendo la porción antártica reclamada por
ellos, que también coincide con aquella de la Argentina y de Chile. Dado que la
actual postura regional de Sudamérica gira en torno a la protección de los
recursos naturales, la porción antártica que le corresponde al continente pasa
a tener un rol fundamental y estas medidas de control pesquero, auspiciadas por
los países europeos y aquellos miembros del Commonwealth, más allá de la
protección medioambiental, se presentan como una potencial amenaza a los
intereses suramericanos.
Esos
países, además de las organizaciones ambientalistas, responden directamente a
los intereses británicos y son justamente los que propusieron estas medidas de
protección pesquera en la CCRVMA y que acusan a Rusia de privilegiar sus
intereses estatales por encima de aquellos del medio ambiente.
El hecho
de haber divulgado este debate en los medios de comunicación llama la atención
también, dado que la CCRVMA suele mantener sus reuniones en privado y solo
publican las decisiones adoptadas de forma oficial algunos meses después. En
esta oportunidad, el bloqueo ruso generó tanta tensión que se decidió hacerlo
público para ejercer más presión de cara a la próxima reunión del organismo que
se llevará a cabo dentro de tres meses en la ciudad de Hobbart, Australia,
donde se espera se vuelvan a negociar en torno al establecimiento de estas
medidas de protección pesquera en el continente blanco.
RESPUESTA
En Gran Bretaña creen que la Argentina intenta militarizar el Atlántico Sur
El
gobierno de David Cameron entró en alerta y -según la prensa londinense-
evalúa reforzar la custodia de la Islas Malvinas: aseguran que Cristina
Kirchner aprobó la compra de 20 aviones de guerra de segunda
mano a España
Mirage F1
El
periódico británico Sunday People informó este domingo que el gobierno
argentino aceptó comprarle a España unos 20 aviones Mirage F1 de segunda
mano, por un valor aproximado a los u$s222 millones.
La
decisión de la Argentina podría obligar al ministerio de Defensa de Gran
Bretaña a reforzar la presencia militar en el Atlántico Sur, a pesar de que su
presupuesto debe ser reducido en unos u$s1.338 millones hasta 2015.
De
acuerdo al análisis del diario inglés, citado por The
Mirror, la
Argentina puso en marcha una nueva ronda de tensión contra Gran Bretaña por la
compra del escuadrón de aviones de combate, que apunta a militarizar el
Atlántico Sur.
El
periódico describió que los aviones que compró la Argentina llevan "un
temible conjunto de armas incluyendo bombas inteligentes".
Está
noticia puso en alerta a un grupo de altos oficiales británicos, que creen que
la Argentina ahora podría empezar una campaña de "patrullas" en un
radio muy cercano a las Malvinas, territorio que el gobierno de Cristina
Kirchner pretende recuperar.
"Se
cree que (Cristina) Kirchner está tratando de aumentar la capacidad militar de
su país en una demostración de fuerza antes de las elecciones de 2015",
evaluó el centenario tabloide británico de tirada semanal.
"Si
los argentinos comienzan a jugar y escala la tensión, vamos a ver más aviones
británicos desplegados en las Flaklands (Malvinas)", le dijo un
alto militar, cuyo nombre no fue revelado, al diario londinense.
En la
actualidad, el Reino Unido tiene en las islas sólo dos poderosos Eurofighter
Typhoon, un caza polivalente, bimotor y de gran maniobrabilidad, diseñado y
construido por un consorcio de empresas europeas.
Si bien
evalúa una escalada de tensión, el gobierno de Gran Bretaña estaría especulando
con que pasarán entre seis y ocho meses hasta que España envíe los
aviones hasta la Argentina y la Casa Rosada los ponga a funcionar, tras el
entrenamiento de sus pilotos.
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