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David: Mentor de Martinez de Hoz y socio de
Kristina
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En nuestro país el gobierno de
Cristina Kirchner, ha firmado un contrato con la multinacional Chevron,
propiedad de David Rockefeller, para la explotación del yacimiento petrolífero
de Vaca Muerta. La expropiación de las acciones de YPF-Repsol, decidida por el
gobierno en abril y ratificada por el Congreso el 3 de mayo pasado,
escondía un dato clave: la relación (¿comercial?) de la Presidenta con el
magnate David Rockefeller, fundador del Council of the Américas mentor,
protector y socio mayoritario de José Alfredo “Joe” Martínez de Hoz, el
superministro de Videla. Este gobierno claramente hace la continuación de la
política económica del Proceso en referencia a los sectores hegemónicos del
capitalismo global, pese al izquierdismo barato de que hace gala. Subimos aquí
una pequeña historia del dueño de Chevron aparecida en Alerta Digital
" David Rockefeller en una
cena con embajadores de la ONU: “Estamos al borde de una transformación global.
Todo lo que necesitamos es una gran crisis y las naciones aceptarán el Nuevo
Orden Mundial”.
El magno objetivo de estas sagas
de banqueros internacionales lo enunció perfectamente uno de sus máximos
exponentes, David Rockefeller: “De lo que se trata es de sustituir la
autodeterminación nacional, que se ha practicado durante siglos en el pasado,
por la soberanía de una elite de técnicos y de financieros mundiales”.
David Rockefeller fue el
conspirador mundial por excelencia, el Rey de los cenáculos ocultos. A sus órdenes
trabajaron los agentes secretos de la CIA, el MI6, el MOSSAD y especialmente la
INTERPOL, que es obra suya.
Ningún medio de comunicación
masivo se atrevería jamás a desvelar los planes secretos de Rockefeller y sus
amigos. Siempre guardaron un sospechoso silencio en torno a las secretas
actividades de las dinastías de banqueros norteamericanos: los Morgan, los
Davison, los Harriman, los Khun Loeb, los Lazard, los Schiff o los Warburg y,
por supuesto, los Rockefeller.
En 1991, en referencia al informe
del Centro para el Desarrollo Mundial, David Rockefeller confesó: “estamos
agradecidos con el Washington Post, el New York Times, la revista Time, y otras
grandes publicaciones cuyos directores han acudido a nuestras reuniones y han
respetado sus promesas de discresión (silencio) durante casi 40 años. Hubiera
sido imposible para nosotros haber desarrollado nuestro plan para el mundo si
hubieramos sido objeto de publicidad durante todos estos años”.
El excéntrico y supuestamente
filantrópico David Rockefeller, que tiene ya casi un siglo de vida, es sin duda
el personaje más trepidante y controvertido de esta casta de usureros a la que
nos referimos. Muy pronto, cuando los diarios anuncien su fallecimiento,
tendremos ocasión de conocer su insólita biografía. Descubriremos datos que nos
apabullarán.
El fundador de la dinastía
Rockefeller fue el abuelo de David, de nombre John Davison Rockefeller,
descendiente de judíos alemanes llegados a EEUU en 1733. Junto con la saga de
los Morgan y el grupo bancario Warburg-Lehman-Kuhn&Loeb, constituyó el
triunvirato plutocrático del llamado Eastern Establishment. Su imperio
económico se gestó durante los años de la Guerra de Secesión (1861-1865) que
enfrentó a los terratenientes esclavistas del sur con los comerciantes e industriales
del norte y que se saldó con 600.000 muertos.
Los grandes triunfadores de
aquella guerra fueron cuatro familias oligárquicas, los Vanderbilt, los
Carnegie, los Morgan y los Rockefeller, que se beneficiaron del conflicto como
proveedores de bienes y servicios y acrecentaron su imperio económico después
con la concentración monopolista que sucedió a la contienda, llegando a
controlar en 1880 el 95% de la producción petrolera norteamericana. La fortuna
de los Vanderbilt se diluyó con el tiempo, la de los Carnegie fue en parte
succionada por los Morgan, y la de los Rockefeller se dispersó entre los muchos
y mal avenidos descendientes del viejo John Davison, petrolero y banquero,
fundador de la Standard Oil y del Chase National Bank, luego denominado Chase
Manhattan Bank, cuya emblemática sede en Nueva York fue el primer edificio
construido en Wall Street. El Chase se convirtió en un pilar central en el
sistema financiero mundial, siendo el Banco principal de las Naciones Unidas, y
llegó a tener 50.000 sucursales repartidas por todo el mundo. Los presidentes
del Banco Mundial John J. McCloy, Eugene Black y George Woods trabajaron en el
Chase anteriormente. Otro presidente, James D. Wolfensohn, también fue director
de la Fundación Rockefeller.
David Rockefeller, el más famoso
de la saga, es nieto del mítico John Davison Rockefeller e hijo de John D.
Rockefeller junior, que se casó con la hija de Nelson Aldrich, líder de la
mayoría republicana en el Senado y al que se le conoció como “gerente de la
nación”. La madre de David era una enamorada de la pintura y por iniciativa
suya se construyó el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York, ubicado en la
mansión en la que nació David y sus hermanos.
David, el menor de seis hermanos,
todos ya fallecidos, tuvo también seis hijos y diez nietos que, junto a los
hijos y nietos de sus hermanos, forman el actual clan Rockefeller.
David Rockefeller, banquero y
petrolero como su padre y su abuelo, trabajó en los servicios secretos durante
la II Guerra Mundial y abrió el camino para la creación de la ONU en 1945, cuya
sede principal se encuentra en un terreno donado por él en Nueva York. Se codeó
con los principales mandatarios del siglo XX. Dirigió los lobbys más poderosos
del mundo, como el CFR, el Club de Bilderberg y la Comisión Trilateral.
Como buenos banqueros sin
escrúpulos, los Rockefeller apoyaron y financiaron a los nazis alemanes.
Incluso se permitieron reescribir la historia. La Fundación Rockefeller
invirtió 139.000 dólares en 1946 para ofrecer una versión oficial de la II
Guerra Mundial que ocultaba la realidad acerca del patrocinio de los banqueros
internacionales con el régimen nazi, que también obtuvo los favores de su
empresa más emblemática: la Standard Oil. Las iniciativas de esta Fundación,
que también ha financiado grupos como los Hare Krishna o los rosacruces de
AMORC, son a veces sorprendentes.
David es hermano del que fuera
Senador, Gobernador de Nueva York y vicepresidente de EEUU (con Gerald Ford,
tras la dimisión de Nixon) Nelson Rockefeller, que heredó de su abuelo materno
la vocación política.
En 1962 Nelson declaró: “los
temas de actualidad exigen a gritos un Nuevo Orden Mundial, porque el antiguo
se derrumba, y un nuevo orden libre lucha por emerger a la luz… Antes de que
podamos darnos cuenta, se habrán establecido las bases de la estructura federal
para un mundo libre”.
David Rockefeller, al que el
presidente Carter le ofreció dirigir la Reserva Federal (declinó a favor de su
amigo Volcker), se rodeó de lugartenientes tan poderosos como Henry Kissinger,
Zbigniew Brzezinski, Lord Carrington y Etienne Davignon, que también merecen
ser citados aquí.
Abraham ben Elazar, más conocido
como Henry Kissinger, es considerado como uno de los cerebros del Nuevo Orden
Mundial. De origen judío-alemán, empezó como asesor de Nelson Rockefeller en
los años 50, ostentó altas responsabilidades en la Administración en los años
60 y 70, con Kennedy, Jhonson, Nixon y Ford. Llegó a ser Vicepresidente de los
Estados Unidos con Ford, secretario personal de Nixon, Jefe del Consejo
Nacional de Seguridad y del Departamento de Estado, y Ministro de Asuntos
Exteriores en repetidas ocasiones.
Colaboró estrechamente con David
Rockefeller en el elitista Consejo de Relaciones Exteriores, del que fue
presidente. Del CFR han salido desde entonces todos los presidentes de los
Estados Unidos excepto Ronald Regan, cuyo equipo estuvo formado
mayoritariamente por miembros del CFR. También pertenece a la Comisión
Trilateral, el Club de Bilderberg y otras organizaciones de la órbita Rockefeller.
Su compañía de consulting Kissinger Associates, tiene como clientes a Estados
deudores y a multinacionales acreedoras.
El polaco Zbigniew Brzezinski,
casado con una sobrina del que fuera Presidente de la República Checoslovaca
Eduard Benes, fue reclutado por Rockefeller en 1971. Llegó a ser Consejero de
Seguridad Nacional del gobierno de los Estados Unidos durante la Administración
Carter, pero ya con anterioridad había sido nombrado director de la Comisión
Trilateral, a la que él mismo definió como “el conjunto de potencias
financieras e intelectuales mayor que el mundo haya conocido nunca”.
Afirma que: “la sociedad será
dominada por una elite de personas libres de valores tradicionales que no
dudarán en realizar sus objetivos mediante técnicas depuradas con las que
influirán en el comportamiento del pueblo y controlarán con todo detalle a la
sociedad, hasta el punto que llegará a ser posible ejercer una vigilancia casi
permanente sobre cada uno de los ciudadanos del planeta”. En otro momento dijo:
“esta elite buscará todos los medios para lograr sus fines políticos tales como
las nuevas técnicas para influenciar el comportamiento de las masas, así como
para lograr el control y la sumisión de la sociedad”. Ni siquiera George
Orwell, autor de la terrorífica novela “1984”, lo hubiera expresado mejor.
En una entrevista publicada por
el New York Times el 1 de agosto de 1976, Brzezinski afirmaba que “en nuestros
días, el Estado-nación ha dejado de jugar su papel”. En cierta ocasión
pronosticó “el ocaso de las ideologías y de las creencias religiosas
tradicionales”.
Brzezinski es especialista en
métodos de control social, sus ensayos publicados dibujan un horizonte
orwelliano en el que el Gran Hermano vigila y controla permanentemente a cada
individuo. Predijo la existencia de gigantes bases de datos donde se almacenan
ingentes cantidades de información sobre cada ciudadano (como la que tienen los
servicios de inteligencia españoles en El Escorial, Madrid), la instalación
masiva de cámaras de vigilancia en las calles y edificios (que ya es un hecho
en todas las ciudades del mundo), la generalización de satélites espía de
increíble precisión (como los que usan las tropas de EEUU desde la Guerra del
Golfo) y la puesta en funcionamiento de documentos de identidad electrónicos
(como lo son los modernos pasaportes y carnés de identidad, que contienen un
microchip con abundante información del propietario).
La fascinación de Brzezinski por
la tecnología aplicada al control social encaja perfectamente con los planes de
la elite plutocrática, que ya ha desarrollado nuevos y espeluznantes
artilugios, como el microchip subcutáneo con localizador que pretenden hacer
obligatorio para toda la población mundial y que sustituiría, unificándolos, a
los actuales carnés de identidad, pasaportes, tarjetas de crédito, carnés de
conducir, tarjetas de la Seguridad Social, etc., posibilitando la desaparición
del dinero físico.
Otro invento terrible que ya nos
tiene preparado la elite ha sido diseñado por la compañía estadounidense
Nielsen Media Research en colaboración con el Centro de Investigación David
Sarnoff (organismo controlado por el CFR y la Sociedad Pilgrims). Se trata de
un dispositivo que, una vez instalado en el televisor, permite observar e
identificar desde una estación de seguimiento a los espectadores sentados
frente a la pequeña pantalla. Este dispositivo evoca “el ojo que todo lo ve”,
el Horus egipcio que aparece en los billetes de dólar. El “ojo que todo lo ve”
no es sólo un recurso literario en la novela de Orwell 1984. Ya existen
millones de cámaras instaladas en carreteras, calles, empresas y locales
públicos, y millones de webcam en hogares de todo el mundo. Sin contar con los
modernos sistemas operativos del monopolio Microsoft, como el Windows Media,
que rastrea sin cesar todos nuestros movimientos a través de la red y permite
leer nuestros correos privados de Outlook, el estado de nuestras cuentas
corrientes cuando accedemos a la web de nuestro Banco, las palabras clave que
utilizamos en los buscadores como Google y el contenido de las páginas que
visitamos en Internet.
Lord Carrington, cuyo verdadero
nombre es Peter Rupert, fue ministro británico en sucesivos gobiernos, miembro
destacado del RIIA (el equivalente al CFR en Gran Bretaña) y de la Sociedad
Fabiana, Secretario general de la OTAN, directivo del Barclays Bank y del
Hambros Bank y, a partir de 1989, presidente del siniestro Club de Bilderberg.
El cuarto lugarteniente
Rockefeller y Secretario General del Club de Bilderberg es el vizconde Etienne
Davignon. Su currículum lo dice todo: presidente y fundador de la European
Round Table (Mesa Redonda de Industriales, lobby de las multinacionales
europeas), ex vicepresidente de la Comisión Europea, miembro de la Trilateral y
del Center for European Policy Studies, ministro belga de Exteriores,
presidente de la Asociación para la Unión Monetaria en Europa, primer
presidente de la Agencia Internacional de Energía, presidente de la Société
Générale de Belgique, presidente de Airholding, vicepresidente de
Suez-Tractebel, administrador de Kissinger Associates, Fortis, Accor, Fiat,
BASF, Solvay, Gilead, Anglo-american Mining, entre otras corporaciones."
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