Dr. Javier Cornejo
Artículo publicado en el diario El Tribuno el 5-08-13
Territorio de apropiamiento Británico |
A partir de este momento es
cuando se formaliza la concepción de “tierra de nadie” de nuestra geografía, y
arriba de la misma “gente” totalmente desarticulada entre sí. Es a partir de
tal momento que dicho concepto trasciende los años llegando a ser en los días
presentes de una vigencia absoluta.
Leemos en su encabezamiento y
Artículo I: se establece una “Perpetua
Amistad” (sin límite de tiempo) entre una
estructura jurídica territorial bien definida, que es el Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda del Norte y sus “súbditos”, por
una parte. Y Por la otra, “los territorios de las Provincias Unidas” sin
demarcación alguna. La amplitud del concepto “territorio” supone un ámbito geográfico indefinido y sin límite alguno.
A la concreta denominación de “’súbditos”, se
contrapone la denominación de
“habitantes de estos territorios”, no son ciudadanos. Los “habitantes” son residentes circunstanciales y extranjeros. Al
contrario el término “ciudadanos” significa
arraigados y nativos.
EN LA ACTUALIDAD
El uso de palabras como las
expuestas, transmiten un significado de desarraigo y transitoriedad que al moldear la conciencia colectiva, impide la
formación de un verdadero concepto de Pueblo, de Nación y de Patria. A ello deben agregarse los permanentes
reemplazos poblacionales que sufrió la “geografía” sobre la que hoy estamos
“asentados”, producto de guerras,
masacres, inmigraciones, genocidios, golpes de estado, muertos y desaparecidos.
Llegamos a conformar un
“habitante” incapaz de resistir el acoso
que de todos los frentes es atacado:
drogadicción, enfermedades provocadas, educación involutiva, una TV que llega
hasta el último rincón imponiéndonos un “modelo” de hedonismo y egoísmo sin
par, destruyendo los parámetros de
nuestros valores sustentados en los localismos regionales
Tales condiciones llevan a una
normalidad la actividad totalmente delictual que los habitantes de este
territorio realizan con absoluto convencimiento que tal proceder es conducente
a una válida supervivencia. Desde los
más altos poderes del estado surge el ejemplo delictual que llega a todos los
sustratos de nuestra población.
Ya nada nos sorprende. La
corrupción y la atrocidad del diario vivir
forman parte de cada uno de nosotros.
No ocurre lo mismo con otros verdaderos países, con
ciudadanos de pueblos que son orgullosos de su patria. Hoy nos miran como una
tierra de nadie.
Poco resta que nos conviertan en un lazareto el que una vez depurado, será ocupado por
quienes decidan instalarse en esta
“geografía vacante” reiniciando el continuo proceso de masacre y reemplazo como
una constante irreversible.
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