El
viernes 3 de octubre, Antonio Socci, vaticanólogo y periodista italiano,
presento en Roma su libro "Non è Francesco", explicando porqué
Bergolio fue electo no canónicamente, por lo que su elección fue inválida.
No solo
fue jurídicamente nula por inexistencia, dado que Benedicto XVI renunció por
una amenaza de muerte (como lo indicó el jesuita Arnaldo Zenteno en el número 3 de su Informe). No solo
fue nula, además, porque en
realidad salió electo el cardenal Angelo Scola de Milán, a quien lo
amenazaron e hicieron renunciar (la misma Conferencia Episcopal Italiana emitió
un boletín felicitando a Scola por haber sido electo Papa).
Sino que, además de esas dos razones, el mismo procedimiento estuvo
viciado, según explica Socci en su libro:
Hubo una
quinta votación pues metieron una papeleta de más y en el escrutinio resultaron
116 votos, cuando solo había 115 cardenales.
La
votación se anuló y hubo una sexta votación, en la que salió electo Bergolio.
La
Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis establece que cuando
hubiera dos papeletas dobladas como proviniendo de un mismo cardenal y tuviesen
el mismo nombre o uno es blanco, se cuenta como un solo voto. Si en cambio
lleva dos nombres diversos, se anulan ambos y ninguno de los dos es válido
"pero en ninguno de los dos casos se anula la elección".
La
segunda irregularidad del cónclave consiste en esas quinta y sexta votaciones,
cuando la Constitución establece que solo debe haber cuatro, dos por la mañana
y dos por la tarde.
El libro
de Antonio Socci aparece en un momento en que la autoridad de Bergolio es
cuestionada por la polémica suscitada por declaraciones en las que aparenta un
liberalismo doctrinal, al no sentirse capaz de juzgar situaciones morales
("¿Quién soy yo para juzgar a los gays?"), y cinco cardenales
publican una semana antes del sínodo un libro revelándose contra Bergolio, condenando la tesis del
cardenal presentador del Sínodo, Walter Kasper, quien puso sobre la mesa la
tesis –que según él viene del mismo Francisco- de hacer más laxas las
posibilidades de comunión para casados que se separan y se unen con otra
persona, ignorando la doctrina de la indisolubilidad (actualmente, la pastoral
acoje con sumo respeto y caridad a esas personas, y permite la comunión, previa
confesión, en una parroquia donde no sean conocidos, y en un esfuerzo sincero
de mantenerse en castidad). El mismo cardenal Burke declaró que la pretensión
del cardenal Kasper es "indignante".
Adicionalmente,
algunos sacerdotes comienzan a celebrar la Misa para logias masónicas, o a
admitir en la Iglesia uniones de homosexuales, aparte de que la primer monja transexual hace noviciado en Londres para ingresar a
un convento de monjas, y dos días antes del sínodo se celebra en Roma un Foro para legitimar en la Iglesia la vida de transexuales y
homosexuales. En varios de estos casos, los interesados han advertido que si se
les niegan estas posibilidades, acudirán a Francisco, al ser considerado más
moderno y liberal.
Lo
interesante es que el libro de Antonio Socci está basado principalmente en el
libro escrito por Elisabetta Piqué "Francisco, Vida y Revolución",
que es la biografía "oficial" de Francisco, en la que él mismo relató
a la periodista lo sucedido en el cónclave.
La
pregunta que se desprende del libro de Socci es si verdaderamente Benedicto XVI
sigue siendo el Vicario de Cristo (Bergolio sería sólo el "obispo de
Roma"), y qué postura tomará Benedicto ante el cisma que se ha ido fraguando.
Y es que,
en el fondo, la discusión se centra en dos cuestiones: si el matrimonio rato y
consumado es o no indisoluble, y si un Papa tiene la autoridad de cambiar el
depósito de la fe con una nueva doctrina. En la Constitución Dogmática "Pastor
Aeternus", con la que el Concilio Vaticano I definió la
"infalibilidad" pontificia, se lee: "El Espíritu Santo, de
hecho, no fue prometido a los sucesores de Pedro para revelar, con su
inspiración, una nueva doctrina, sino para custodiar con escrúpulo y dar a
conocer fielmente, con su asistencia, la revelación transmitida por los
apóstoles, es decir, el depósito de la fe".
Joseph
Ratzinger lo explicaba así: "El Papa no es el señor supremo -desde la
época de Gregorio Magno ha asumido el título de "siervo de los siervos de
Dios"- sino que debería de ser quien garantiza la obediencia, la
conformidad de la Iglesia a la Voluntad de Dios, excluyendo cualquier arbitrio
de su parte. El Papa no puede decir: La Iglesia soy yo, o bien: La Tradición
soy yo, sino que, al contrario, tiene vínculos precisos, encarna la obligación
de la Iglesia de conformarse a la Palabra de Dios. Si en la Iglesia surjen tentaciones
de obrar diversamente, de escojer un camino más cómodo, hay que preguntarse si
eso es lícito. El Papa no es un órgano que pueda dar vida a la Iglesia, sino
una contención contra tal arbitrio".
Y añadía
Ratzinger palabras como escritas para el Sínodo: "Por el Nuevo Testamento
sabemos que el matrimonio sacramental es indisoluble. Hay corrientes que opinan
que el Papa podria abrogar esta obligación. Pero no es así. En enero del 2000,
dirigiéndose a los jueces romanos, el Papa Juan Pablo II les dijo que, respecto
a la tendencia de ver revocado el vínculo de la indisolubilidad del matrimonio,
él no podía hacer lo que quisiera, sino que debe actuar la obediencia, y debe
proseguir incluso en este sentido, el gesto del lavatorio de los pies".
También
el cardenal Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia, se manifestó abiertamente contra el cardenal Kasper y contra quienes ahora en el
Sínodo están diciendo que no se trata de cambiar la doctrina, sino solo la
pastoral.
Ratzinger
diría que, en la Iglesia, dogma y pastoral no se pueden separar: "se
entrelazan de modo indisoluble; es la verdad de Aquel que es al mismo tiempo
Logos y pastor, como entendió profundamente el primitivo arte cristiano,
que figuraba al Logos como pastor, y en el pastor descubría al
Verbo eterno, que es para el hombre la verdadera dirección del camino a
seguir". No es posible separar la misericordia de la verdad, como pretende
el cardenal Kasper.
Así
escribieron algunos santos y místicos acerca del cisma que vendría a la Iglesia
de nuestros tiempos:
- San Francisco de Asís: "Habrá un Papa electo no canónicamente que causará un gran cisma en la Iglesia".
- Beata Ana Catalina Emmerick (religiosa agustina): "Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia (...) Esto causará el cisma más grande que se haya visto en la historia".
- La Santísima Virgen dijo en la Salette: "Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del anticristo".
- P. Paul Kramer, "El antipapa y sus colaboradores apóstatas serán, como dijo la Hermana Lucía, partidarios del demonio, los que trabajarán para el mal sin tener miedo de nada".
- Al P. Stefano Gobbi, místico y fundador del Movimiento Mariano Sacerdotal, le confió la Santísima Virgen: "Las fuerzas masónicas han entrado a la Iglesia de manera disimulada y oculta, y han establecido su cuartel general en el mismo lugar donde vive y trabaja el Vicario de mi Hijo Jesús. Se está realizando cuanto está contenido en la Tercera parte de mi mensaje, que aún no ha sido revelado, pero que ya se ha vuelto patente por los mismos sucesos que estáis viviendo".
- Papa Paulo VI: "El humo de Satanás ha entrado por las grietas de la Iglesia" (Homilía del 29 de junio de 1972).
- El cardenal Karol Wojtyla fue muy claro cuando declaró, ante el Congreso Eucarístico de Pennsylvania, en 1977: "Estamos ante la confrontación histórica más grande que la humanidad haya tenido. Estamos ante la contienda final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el anti-evangelio. Esta confrontación descansa dentro de los planes de la Divina Providencia y es un reto que la Iglesia entera tiene que aceptar".
- Sor Lucía de Fátima: "Habrá cardenales contra cardenales, obispos contra obispos; satanás marchará en medio de ellos".
Hay que
estar atentos a lo que sucederá en la segunda luna de sangre.
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