Ricardo
Alonso
La
sabiduría es cosa de viejos, de viejos sabios se entiende. En algunos países
asiáticos el cumpleaños más importante es el número 60, ya que a esa edad se
considera que el individuo comienza una nueva vida, la de un anciano venerable.
La experiencia y acumulación positiva de conocimientos es el tesoro que
almacenan las personas mayores en general. Cuando esa rica información queda
guardada en las cabezas y no se transmite, simplemente no fructifica: no sirve.
Ocurre muy por el contrario cuando esa información valiosa, largamente
alimentada y atesorada es puesta al alcance de legos en las materias que no son
de su propio dominio. Estas reflexiones vienen a guisa en razón de que me tocó
participar de dos brillantes conferencias en el ciclo "Salta en un Mundo
en Cambio" que organiza mensualmente el diario El Tribuno.
Estuvieron
a cargo de reconocidos juristas de larga y amplia trayectoria: los doctores
María Cristina Garros Martínez y Armando Caro Figueroa. Casi cinco horas de
exposiciones y debates nos permitieron a los neófitos en el tema aprender sobre
uno de los pilares fundamentales de la sociedad como es el de la justicia.
Además nos alentó a examinar algunos de los conceptos tratados desde el ámbito
en que otros nos desarrollamos. Podemos afirmar que uno de los problemas
esenciales que se viven actualmente en la Argentina es la falta de inversiones.
No se invierte porque no hay reglas de juego claras o peor aún las reglas son
cambiadas por otras que generan un manto de incertidumbre. Lamentablemente si
no hay inversiones tampoco hay trabajo, ni generación de riqueza, ni progreso,
ni desarrollo. Por el contrario aumenta la pobreza, la dependencia de subsidios
del estado y todo el ciclo virtuoso de la economía se perjudica. Con el aumento
de la pobreza aumenta potencial y geométricamente la contaminación.
La
Argentina vive hoy una extraña paradoja entre la posesión de recursos y la
falta de inversiones. Tiene tres de los grandes motores económicos para
desarrollarse y convertirse en una potencia mundial. Estos motores son
alimentos, combustibles no convencionales y minería. Tiene potencialidad para
producir entre 100 y 150 millones de toneladas de granos, especialmente
oleaginosas. Tiene un reservorio de hidrocarburos no convencionales,
especialmente Vaca Muerta, que la convierten en el segundo depósito gasífero y
en el cuarto de crudo a nivel planetario. Tiene la Cordillera de los Andes, una
faja montañosa compartida mayormente con Chile, donde los geólogos han
alumbrado recursos mineros extraordinarios. Solamente en oro se han calculado
4500 toneladas. En base a lo descubierto en cobre, especialmente en los grandes
proyectos de pórfidos de cobre, se calcula que podría haber un potencial
geológico para 500 millones de toneladas del metal rojo.
En el
campo de la minería, Argentina está perdiendo enormes oportunidades que las
están aprovechando nuestros vecinos Chile y Perú. Estos dos países acaban de
convertirse en el mayor polo minero mundial según quedó expresado en Expomina
2014, un evento minero desarrollado el pasado septiembre en Perú.
De acuerdo a lo
que informan los medios el "Hub" o centro minero más grande del mundo
se encuentra en esos países que proyectan inversiones por más de 160 mil
millones de dólares distribuidos en 103 proyectos para la próxima década. Entre
ellos hay 12 que superan los cinco mil millones de dólares de inversión cada
uno.
Argentina
tiene unos pocos proyectos de esa envergadura que están completamente demorados
caso de Taca Taca en Salta, Agua Rica en Catamarca, Pachón y Pascua-Lama en San
Juan y otros en las provincias de Mendoza y Chubut. Las razones son múltiples y
tienen que ver con el marco internacional del default argentino, en el riesgo
país, una historia confusa de privatizaciones y reestatizaciones llevadas a
cabo paradojalmente por gobiernos de un mismo signo político, a lo que debe
agregarse un permanente cambio de reglas que crean inseguridad e inestabilidad
jurídica. A los inversores les cuesta entender que el congreso sancione leyes
prohibitivas en contra de actividades productivas genuinas tal el caso de la ley
de bosques que busca frenar el desarrollo de la frontera agropecuaria. Pero
tampoco se cumple luego con la ley. De acuerdo con un informe del Frente
Salteño, en el período que va desde el año 2010 al 2014, el gobierno nacional
se apropió de más de 8800 millones de pesos que debería haber asignado a las
provincias por sus bosques nativos.
Tal como
lo expresó la diputada Irene Soler no solo no envían lo que corresponde sino
que además lo distribuyen discrecionalmente al punto que Salta recibió 86 pesos
por hectárea protegida, mientras que La Pampa recibió 616 pesos. Dentro de este
festival de prohibicionismo en que han caído la mayoría de los partidos
políticos y que coartan las libertades individuales y colectivas se encuentran
provincias, departamentos o municipios que prohíben actividades productivas,
sea la minería o los hidrocarburos no convencionales trabando en este último
caso técnicas modernas como el fracturamiento hidráulico o
"fracking". A ello deben sumarse las trabas a las importaciones que
impiden adquirir componentes esenciales que no se fabrican en el país; las
retenciones a las exportaciones en una abierta violación a reglas
preestablecidas; el cepo cambiario que impide adquirir divisas para
importaciones y a la vez por otro mecanismo se impide girar utilidades o
hacerlo con cuenta gotas; el encaje del Banco Central y la pesificación al
cambio oficial de las divisas entrantes lo que genera una brecha cambiaria
altísima; la adquisición con dinero pesificado de insumos que están
dolarizados, a lo que hay que sumar la problemática del INDEC, inflación,
recesión, estanflación, entre otros aspectos que generan de manera global y
holística un marco poco propicio a las inversiones. Especialmente las de riesgo
como son la minería y los hidrocarburos. Los productores de granos y de otras
materias primas o elaboradas deben lidiar con los altos precios de los fletes
que hacen más caro el transporte terrestre de una tonelada desde el Noroeste
Argentino hasta el Puerto de Rosario, que desde allí hasta los puertos
europeos. A esto debe sumarse la caída de valor en el precio de la soja, del
precio del crudo y del precio de los metales. Todo un combo que nos convierte
en menos competitivos. Incluso frente a nuestros propios vecinos que obtienen
ventajas.
Dado que
las inversiones maduran en plazos de muchos años es fundamental corregir
aspectos esenciales que saquen las trabas que las frenan para que estas puedan
fluir libremente en un marco de plena seguridad jurídica.
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