A todos nos han engañado muchas veces, pero seguir apoyando un sistema
que nos ha engañado, solo tiene dos explicaciones, o somos tontos, o tenemos
intereses.
La tontería es algo innato en una sociedad lobotomizada absorbida por la
televisión y la cabeza hueca que no quiere plantearse nada esperando que venga
alguien a solucionarle la papeleta, o pensando que disfrutan de un status que
les durará y nada como mirar a otro lado mientras piensan que la marejada pasará.
Esta no pasará, será cruel. Y ellos cómplices.
Luego están los que tienen intereses. Puedan ser funcionarios, puedan
estar en una empresa o tenerla que se mueve con el viento que empuja a la
opción que saben que aunque mienta y sea corrupta les empuja con su viento.
Estos son directamente cómplices de la situación, por asociación y
colaboración.
Dentro de estos los hay también directamente pagados, directamente
metidos en una estructura de favores, cobros y prebendas.
A todos nos han engañado pero seguir dando el visto bueno a cualquier
cosa que hagan los que nos han engañado, y lo peor no ver que todo lo que
aparece ha sido creado por ellos, es un tema preocupante para valorar estos
personajes.
A todos nos han engañado, pero pasado el tiempo y con tantas pruebas no
abrir los ojos, empieza a tomar tintes muy feos.
La gente piensa que la plutocracia es como ir al supermercado. Como una
marca se ha agotado les da igual y buscan otra. Y no comprenden que todas las
marcas nacen de los mismos.
La solución no se ve, pero si las broncas y enfrentamientos cuando en
unos meses arrecien las cifras de verdad y los problemas para poder seguir con
nuestro nivel de vida.
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