Por Juan Carlos Quiroga
Siento vergüenza y responsabilidad por lo sucedido el jueves 14 de mayo en cancha de boca, me siento responsable por la barbarie inconsciente de todos los hinchas de futbol, por la ferocidad psicológica que se les inculcó, año tras año, de prender de una camiseta con colores, el sentido de vivir, como si de ello dependiera todo su equilibrio moral y status social, me siento responsable de no haber expuesto los intereses económicos manipulados en el deporte por una asociación internacional, que se auto titula Federación Internacional de Fútbol Amateur “sin fines de lucro” y presenta balances billonarios todos los años, manejada por personas que nunca fueron deportistas pero si buenos financieros, me siento responsable de dejar que los medios sean sujetos fácilmente sobornables por el propio mercado del deporte y no haberlo expuesto en su momento fomentado así el pensamiento corrupto de mantener el negocio y denigrar lo deportivo, me siento responsable de no advertir a todos mis amigos, que en el lenguaje del futbol, nos manipulaban para desahogar nuestras fijaciones de impotencia, que sin darnos cuenta se trasladaron a la política, y convirtieron un simple acto eleccionario para la representatividad del pueblo, en un ganar y perder de banderas y slogans, desvirtuando la condición social de vivir comunitario en un torneo de ideas en donde nadie sale ganador, salvo los que cobran intereses.
Me siento responsable de la mirada vacía de conciencia de las fuerzas de seguridad, de la falta de sentido común que se ata a un reglamento, que no sería necesario si se entendiera su origen y el por qué se aplica, me siento responsable de la inevitabilidad de la sentencia, cuando sacrifico mis propios hijos.
Me siento responsable de no haber advertido que todas las comisiones de futbol regionales responden a un reglamento para ahorrase el esfuerzo de pensar y no habérselo dicho a mis amigos del deporte, me siento responsable de haber contaminado con exorbitantes sumas de dinero a jóvenes deportistas por la exigencia de llenar estadios prontamente, y no darles la posibilidad de aprender diferentes facetas de la cultura, y así no ser manejados por dirigentes con apetito económico exagerado, y también de ellos.
Siento responsabilidad de no trasmitir el apego tan necesario al dinero que tienen estos funcionarios, porque no ven otra posibilidad de crecimiento espiritual en lo deportivo, me siento responsable de no señalar sus debilidades como frustrados deportistas en pos de un desahogo en la mercantilización del atleta.
Me siento responsable de no haber denunciado, educando, todas estas deformantes ambiciones y desprestigios personales que nos llevaron a estar ciegos de odio hacia nosotros mismos, y que aun reconociéndolo lo haremos igual.
Siento responsabilidad por haber callado.
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