Argentina a China: Menos
aceite y más granos, más crudo y menos derivados.
Publicado
el 2015/05/04 por Germán Mangione
Fuente: PoliticaChina.org
Durante
la última década China se consolidó como el segundo destino de las
exportaciones argentinas, pero éstas han estado concentradas en más del 70% en
el complejo oleaginoso. La tendencia verifica que la Argentina pierde capacidad
para generar valor agregado y, por tanto, la relación comercial con China
tiende a la reprimarización productiva. Así, mientras que la exportación de
granos se incrementa año tras año, la de aceite de soja tiende a contraerse.
Del total
exportado por Argentina, el poroto de soja representó 50% (2001-2004), 43%
(2005-2009) y finalmente 70% (2010-2013). En contraste, el aceite de soja se
redujo de 26% a 20% y luego cayó abruptamente a tan sólo 9%, en iguales
períodos. El objetivo de diversificar las exportaciones y disminuir la
dependencia respecto de productos primarios y sus derivados no se alcanzó y
continúa siendo el gran déficit de las administraciones kirchneristas. Inexorablemente,
China protege su propia capacidad de molienda y condiciona la industrialización
del agro argentino. A esto se suma que las exportaciones están estancadas desde
2008, momento en el que reaparece el déficit comercial para la Argentina y que
hasta el presente acumuló más de US$19.000 millones. No hay que olvidar tampoco
la caída de más del 30% del precio internacional de la soja y la eminente
desaceleración de la economía china. El factor China es clave para comprender
la pérdida de divisas en el país.
Por otro
lado, si agregamos al “crudo de petróleo” como tercer producto más importante,
la tendencia hacia la diversificación se vuelva más improbable, en tanto el 90%
del total exportado a China entre 2010 y 2013 estuvo concentrado en estos tres
productos. Más aún, el crudo de petróleo -que pasó de representar 2% en
2001/2004 a 11% en 2010/2013- desplazó al aceite de soja como segundo producto
más importante en dicho período. Y así hace su aparición en escena el otro
objetivo chino: el petróleo.
Nos
llevamos el crudo y les vendemos el gas y aceite derivado del petróleo. Desde
2010 el desembarco de capitales chinos en el sector hidrocarburifero argentino
fue tomando fuerza. Sinopec compró el 100% de Occidental Pretrolum Corp. (OXY)
y, por tanto, está operando en las provincias de Mendoza, Santa Cruz y Chubut.
La China’s National Overseas Oil Co. compró el 50% Bridas y, posteriormente, el
nuevo consorcio adquirió el 40% de Pan American Energy, gracias a lo cual China
ya opera también en Cerro Dragón (el yacimiento petrolífero más importante del
país).
Por su
parte, Petro AP también está operando en Mendoza. Este proceso toma fuerza por
la nueva ley que regula la inversión, la exploración y la explotación
hidrocarburífera (sancionada en octubre de 2014) y resulta coetáneo con la
pérdida de autoabastecimiento de la Argentina desde 2011. Así, se refuerza la
apuesta por un modelo extractivista bajo el paraguas de un supuesto nuevo
ámbito de cooperación bilateral: el energético.
¿Cuáles
han sido los efectos más significativos al presente? Hasta 2006 Argentina
exportaba a China “gas de petróleo y demás hidrocarburos gaseosos”, desde
entonces el país asiático dejó de comprar productos derivados del petróleo con
algún grado de refinamiento. Es decir, limitó la compra de productos con mayor
valor agregado en tanto sólo se exportó crudo de petróleo (para 2013 la
exportación creció 350%, respecto de 2004). Mientras que China se convertía en
el principal destino de exportación, Chile y Estados Unidos quedaron
desplazados al segundo y tercero, respectivamente. Más aún, en 2013 cayeron las
exportaciones argentinas a todos los destinos y al mundo en general pero,
paradójicamente, continuaron creciendo a China: US$712 millones (el valor más
alto desde 2007) que equivalió a 987.502 toneladas (6210 barriles
aproximadamente). Si bien la cantidad expresada en toneladas de crudo de
petróleo exportado a China cayó sistemáticamente, entre 2005 y 2009, no es
casual que comenzará a crecer nuevamente desde la radicación de capitales
chinos en el sector. En 2009 se exportaron 589.386 toneladas (3706 barriles)
pero para 2010 la cantidad aumentó a 1.315.208 toneladas (8271 barriles). Es
decir, creció poco más del 120%. Si bien el petróleo podría contribuir a la
desconcentración de las exportaciones a China, hasta ahora concentradas en el
complejo oleaginoso, lo cierto es que no contribuye a generar mayor valor
agregado. Lo que termina de comprobar la reprimarización productiva es que en
2013 el “gas de petróleo e hidrocarburos gaseosos” y el “aceite de petróleo” se
convirtieron en el segundo y tercer producto más importante que Argentina
importa de China. No hay duda entonces de que Pekín ya incide directa y de
forma determinante sobre la explotación y comercialización de hidrocarburos en
Argentina.
Como
otrora sucediera con Gran Bretaña y fuera alertado por Scalabrini Ortiz, hoy la
“política china en el Río de la Plata” se orienta a garantizar su seguridad
alimenticia y energética y, en consecuencia, condiciona la industrialización
del agro argentino limitando la generación de mayor valor agregado en las
exportaciones hacia el mercado chino. En suma, más allá de cualquier retórica
estamos muy lejos de una asociación estratégica que impulse el desarrollo
económico de Argentina.
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