A 150 AÑOS DE LA FIRMA DEL INFAME TRATADO DE LA
TRIPLE ALIANZA CONTRA EL PARAGUAY
Publicado
por La Baldrich el 3
mayo, 2015
“Un
pueblo sin memoria, esta resignado a cometer siempre los mismos errores.”
El 1° de
mayo de 1865 el imperio de Brasil (Pedro II), la reciente República
ensangrentada de Argentina (Mitre) y el nuevo gobierno dictatorial de Uruguay
(Flores) firmaron en secreto el Tratado de la Triple Alianza, en el que se
fijaban los objetivos de la guerra y las condiciones de rendición que se le
impondrían al Paraguay (Solano López).
El
conflicto se desencadenó, cuando el mariscal Francisco Solano López, presidente
paraguayo, decidió acudir en ayuda del gobierno de tendencia federal ejercido
por el Partido Blanco del Uruguay, en guerra civil contra el Partido Colorado,
apoyado éste militarmente por el Brasil. López advirtió a los gobiernos de
Brasil y la Argentina que consideraría cualquier agresión al Uruguay “como
atentatorio del equilibrio de los Estados del Plata”, pero tropas imperiales
invadieron territorio uruguayo en octubre de 1864.
La guerra
fue promovida por intereses ingleses, que se beneficiaron con grandes empréstitos,
como la venta de armas a las tres naciones y la posterior expansión comercial
del “librecambio”. El objetivo era destruir el modelo autónomo de desarrollo
paraguayo que “amenazaba” expandir sus ideas liberadoras al continente: “Bajo
los gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano López,
construyó astilleros, fábricas metalúrgicas, ferrocarriles y líneas
telegráficas. La mayor parte de las tierras pertenecía al Estado,
que ejercía además una especie de monopolio de la comercialización en el
exterior de sus dos principales productos: la yerba y el tabaco. El Paraguay
era la única nación de América Latina que no tenía deuda externa porque
le bastaban sus recursos.”
Guerra
infame contra el Paraguay:
La
impopularidad de la Guerra, más la histórica hegemonía porteña, provocó
levantamientos en Mendoza, San Juan, La Rioja y San Luis.
Felipe
Varela (caudillo catamarqueño) lanzó una proclama llamando a la rebelión que es
igualmente derrotada: “Ser porteño es ser ciudadano exclusivista y ser provinciano
es ser mendigo sin Patria, sin libertad, sin derechos. Esta es la política del
gobierno de Mitre. Soldados Federales, nuestro programa es la práctica estricta
de la Constitución jurada, el orden común, la amistad con el Paraguay y la
unión con las demás repúblicas americanas”.
“Unidos
seremos inconquistables. Separados, indefendibles” Gral. Juan Perón:
La
oposición a la guerra se manifestaba de las maneras más diversas, entre ellas,
la actitud de los trabajadores correntinos, que se negaron a construir
embarcaciones para las tropas aliadas y en la prédica de pensadores que, como
Juan Bautista Alberdi y José Hernández, el autor del Martín Fierro, apoyaban al
Paraguay… Pero el diario La Nación de Mitre respondía: “Algunos miopes creen
que el fanatismo de los paraguayos es el temor que tienen al déspota (Solano
López) y explican su servilismo por el sistema rígido con que son tratados. Soy
de diferente opinión: ¿cómo me explica usted que esos prisioneros de Yatay,
bien tratados por los nuestros y abundando en todo, se nos huyan tan pronto se
les presenta la ocasión para ir masivamente a engrosar las filas de su antiguo
verdugo?”.
Para los
paraguayos, la guerra era una causa nacional: Todo el pueblo participaba
activamente. Los soldados de la Triple Alianza peleaban por dinero o por
obligación. Esto llevó a los paraguayos a concretar verdaderas hazañas
militares, como el triunfo de Curupaytí, donde contando con un armamento
claramente inferior, tuvieron sólo 50 muertos frente a los 9.000 de los aliados,
entre ellos Dominguito, el hijo de Domingo Faustino Sarmiento.
La guerra
duró casi cinco años (finaliza en el Gobierno de Sarmiento), le costó al país
más de 500 millones de pesos, 50.000 muertos y benefició a comerciantes y
ganaderos porteños y entrerrianos. Además, el regreso de las tropas trajo a
Buenos Aires, en 1871, una terrible epidemia de fiebre amarilla contraída por
los soldados en la guerra. La peste dejó un saldo de trece mil muertos e hizo
emigrar a las familias oligárquicas hacia el Norte de la ciudad, abandonando
sus amplias casonas de la zona Sur. Sus casas desocupadas fueron transformadas
en conventillos.. Todo esto a pesar de un pronóstico demasiado optimista que
Mitre había hecho sobre la guerra: “En veinticuatro horas en los cuarteles, en
quince días en campaña, en tres meses en la Asunción”.
Solano
López es fusilado, Paraguay quedó literalmente arrasado, con perdidas
territoriales, la mayoría de su población cae en combate y la población
masculina reducida teniendo secuelas hasta el día de hoy, por acción bélica o
por hambre, estrés y pestes como la del cólera. En lo económico el ferrocarril
nacional y las nacientes industrias fueron destruidos o intervenidos por las
compañías británicas y también pasa a endeudarse por primera vez con empréstito
de los bancos británicos. “El propio Conde D’Eu supervisó la destrucción pieza
por pieza de la fundición de Ibicuy, que fue posteriormente incendiada e
inundada. La producción agrícola fue puesta bajo su control a través de
empresarios brasileños y fuerzas militares brasileñas, financiadas por éstos y
por los inversionistas ingleses. Esta guerra condicionó en forma permanente el
desarrollo ulterior de Paraguay y lo signó, hasta la actualidad, bajo la égida
de Gran Bretaña y Estados Unidos”.
El actual
reaccionario Partido Colorado A.N.R., que ocupa hoy el poder en Paraguay luego
de perpetrar un golpe institucional al presidente Lugo, traiciona a sus
orígenes…
Compartimos
a continuación la serie documental Guerra Guasú, realizada TV Pública.
Cuatro capítulos de una hora de duración, que busca interrumpir largos años de silencio en la producción cultural argentina a propósito de la guerra más importante que vivió América Latina y que liquidó al Paraguay del siglo XIX, la experiencia política y social más igualitaria y celosa de su soberanía que quedaba en pie en la región.
Cuatro capítulos de una hora de duración, que busca interrumpir largos años de silencio en la producción cultural argentina a propósito de la guerra más importante que vivió América Latina y que liquidó al Paraguay del siglo XIX, la experiencia política y social más igualitaria y celosa de su soberanía que quedaba en pie en la región.
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