El fantástico encuentro de Magallanes con los
gigantes de 3 metros de la Patagonia
En 1520,
Fernando de Magallanes hizo tiempo en su apretada agenda marinera por todo el
mundo para detenerse en lo que hoy es la Patagonia, donde se encontró con un
gigante desnudo bailando y cantando en una orilla.
Magallanes ordenó a uno de sus hombres que hiciera contacto con él (la reacción del emisario habría que verla pero tristemente se ha perdido en la historia), y así estar seguros de que al intercambiar bailes y cantos daría lugar a una demostración de amistad.
Magallanes ordenó a uno de sus hombres que hiciera contacto con él (la reacción del emisario habría que verla pero tristemente se ha perdido en la historia), y así estar seguros de que al intercambiar bailes y cantos daría lugar a una demostración de amistad.
Funcionó.
El hombre fue capaz de llevar al gigante a una pequeña isla de la costa, donde
el gran capitán esperaba.
La descripción de la escena estuvo a cargo de un erudito durante la jornada, Antonio Pigafetta, quien llevó el diario de viaje que más tarde se convirtió en el Viaje de Magallanes: primer viaje en torno al globo: "Cuando estuvo ante nosotros, empezó a maravillarse y a tener miedo, y levantaba un dedo hacia arriba, en la creencia de que venimos del cielo.
Era tan alto que el más alto de nosotros sólo le llegaba hasta la cintura", y tenía una voz grave y resonante. La ilustración de arriba lo demuestra, la Patagonia estuvo una vez habitada por gigantes que empequeñecían a los europeos celestiales que venían a conquistarlos.
La descripción de la escena estuvo a cargo de un erudito durante la jornada, Antonio Pigafetta, quien llevó el diario de viaje que más tarde se convirtió en el Viaje de Magallanes: primer viaje en torno al globo: "Cuando estuvo ante nosotros, empezó a maravillarse y a tener miedo, y levantaba un dedo hacia arriba, en la creencia de que venimos del cielo.
Era tan alto que el más alto de nosotros sólo le llegaba hasta la cintura", y tenía una voz grave y resonante. La ilustración de arriba lo demuestra, la Patagonia estuvo una vez habitada por gigantes que empequeñecían a los europeos celestiales que venían a conquistarlos.
Vale, tal
vez eso no sea una prueba perfecta. Pero podría ser que la gente que encontró
Magallanes, los Tehuelches,
fuesen en verdad enormes, y que, por tanto, este mito tenga alguna base
realista.
Fernando
de Magallanes. Wikimedia
En esa
pequeña isla, Magallanes hizo que sus hombres dieran comida y bebida al
gigante, y entonces cometió el error de mostrarle un espejo. "¿En el momento
que el gigante pudo verse a sí mismo quedó aterrorizado", escribía
Pigafetta, "saltó hacia atrás tirando a cuatro de nuestros hombres al
suelo". Pero una vez que las cosas se habían calmado, los exploradores
procedieron a tomar contacto con el resto de la tribu, cazaron con ellos e
incluso construyeron una casa para almacenar sus provisiones mientras seguían
en la costa.
Después
de varias semanas con la tribu, a Magallanes se le ocurrió un plan: tenía que
secuestrar a dos de ellos y llevarlos con él de vuelta a España para probar a
estos gigantes que había descubierto. "Pero esto debía ser tramado con
astucia, pues de lo contrario los gigantes habrían metido en problemas a
nuestros hombres". Magallanes les ofreció todo tipo de productos metálicos
para perdieran el tiempo, como espejos, tijeras y campanas, de modo que no les
importara ponerles unas esposas y cadenas en sus piernas. "Con lo cual
estos gigantes se sintieran complacidos al ver estas cadenas, sin saber dónde
tenían que ponérselas."
Magallanes,
sin embargo, perdió sus evidencias durante el largo trayecto de regreso a
España. Los gigantes no sobrevivieron. Pero lo que Magallanes y Pigafetta
trajeron de vuelta fue esa historia y el nuevo nombre de la tierra de los
gigantes, la Patagonia, su etimología aún no está clara del todo. Algunos argumentan
que significa "Tierra de los pies grandes", por lo de
"pata", en español para significar pie. Aunque lo más probable es que
Magallanes tomara
el nombre de una novela popular en aquél época, “Primaleón” se llamaba, y
narraba acerca de una raza de gente salvaje que llamaba los patagones.
Un mapa
de Diego Gutiérrez de 1562, que muestra a los gigantes de la Patagonia y
algunas sirenas jugando al parecer con un disco. Library of Congress.
Aunque
dejaron que los británicos echaran un jarro de agua fría sobre todo el asunto,
Sir Francis Drake logró entrar en contacto con los mismos patagones, según
resume su sobrino en “The World Encompassed” en 1628:
"Magallanes
no fue engañado por completo al nombrar a estos gigantes, en general, se
diferencian tanto en estatura, grandeza y fuerza corporal, y también en la
fealdad de sus voces, pero tampoco eran tan monstruosos y gigantes como fueron
representados, hay algunos ingleses tan altos como el más alto que pudimos ver,
pero por ventura los españoles no piensan que ningún inglés vendría aquí para
reprobarlos y eso les hace más audaces para mentir."
Se nota que la mayoría de las ilustraciones
de los
gigantes patagónicos implicaban la visión
de los
europeos. El mapa de arriba,
probablemente
influyó en ellos, incluyendo este
dibujo
del Commodore John Byron conversando
con una
mujer de la Patagonia. Universidad de Brown.
Para los
estudiosos eso fue como una llaga abierta, y con toda la razón. Según William C. Sturtevant en su ensayo,
"Patagonian Giants and Baroness Hyde de Neuville’s Iroquois
Drawings", los Tehuelche eran sólo un pueblo de gentes particularmente
esculturales. Mientras que los viajes posteriores de Magallanes midieron los
patagones de hasta 3 metros de altura, otros los ponen más en el rango de 1,82
metros.
"El
interés popular en los gigantes de la Patagonia se desvaneció cuando los
informes científicos comenzaron a aparecer", escribe Sturtevant.
"Algunas estimaciones del siglo XIX o de mediciones de algunos individuos
siguen siendo elevadas," más de 2 metros. Pero mejores medidas de los hombres
tehuelches los situaba alrededor de 1,80 metros de altura, perfectamente
razonable para un ser humano, pero totalmente impresentable para un gigante.
"Si aceptamos el más bajo (y el menos documentado) de estos medios en base
a las mediciones modernas de los varones", añade, "los tehuelches
están, sin embargo, entre las poblaciones más altas conocidas en todo el
mundo". Por el contrario, los europeos masculinos, como Magallanes, en los
siglos XVI al XVIII habrían medido en un rango bajo de 1,5 metros. Su
imaginación, sin embargo, parece que sobrepasó su pequeña estatura.
Pero ¿por
qué, entonces, los seres humanos varían tanto en estatura? Existe, por
supuesto, el factor de la nutrición, pero también muchas más influencias
sutiles.
El hombre
más alto que jamás haya vivido,
Robert Wadlow, (2,72 m.)
junto a su padre,
que
parece gruñón, probablemente por todo
el dinero
que debía gastar para vestir al
gigante
de su hijo. Wikimedia
Los
animales, incluyendo los seres humanos, tienen una tendencia a crecer más en
climas fríos y menos en las cálidos. Esto se conoce como la regla de
Bergmann: Con un gran cuerpo, se pierde menos calor, y por tanto se adapta
mejor a sobrevivir a temperaturas bajo cero. Así que no es casualidad que los
depredadores terrestres más grandes del mundo, como el oso polar, en el extremo
norte, mientras que las criaturas tropicales, que pierden calor más rápido, se
adaptan mejor a las selvas sofocantes. Y con el tiempo evolutivo, los entornos
pueden ejercer la misma presión sobre los seres humanos. Así pues, los nativos
de la Patagonia glacial habrían crecido más que sus homólogos europeos.
También
existe la posibilidad de que el hombre tehuelche que Magallanes y su
tripulación afirmaban era tan alto, al que sólo llegaban a la cintura, pudieran
sufrir de un trastorno de la glándula pituitaria. Esto libera niveles excesivos
de la hormona del crecimiento humano, como le pasó all hombre más alto en la
historia, con 2,72 m., Robert
Wadlow. De hecho, la fotografía de arriba muestra a Robert padre, con sus
1,78 m., un hombre mucho más alto que la media de hombres en los años de 1500,
que llegaba a la cintura de su hijo.
El cuerpo
humano, sin embargo, simplemente no está destinado a crecer a tales alturas.
Los gigantes pituitarios suelen tener una vida mucho más corta que promedio
humano, porque sus corazones, aunque proporcionalmente agrandados, luchan para bombear la sangre
a lo largo de sus cuerpos. El mismo Wadlow tenía poca sensibilidad en sus pies,
y al final murió con tan sólo 22 años de una ampolla infectada de la que nunca
sintió su formación.
Así que,
incluso si fuera posible tener toda una raza de gigantes, sería una población
poco saludable, por cierto. Los gigantes de la Patagonia siguen siendo no más
que productos de la imaginación y de la percepción de algunos marineros tal vez
con un poco de escorbuto. Nunca está de más culpar al escorbuto.
Referencias:
Pigafetta,
A. (1969) Viaje de Magallanes: primer viaje en torno al globo. Universidad
de Yale. o
aquí.(es).
Sturtevant,
W. (1980) Patagonian Giants and Baroness Hyde de Neuville’s Iroquois Drawings.
Ethnohistory, Vol. 27, No. 4 .
- Imagen.2.
Fernando de Magallanes. Wikimedia.
- Imagen
3. Un mapa de Diego Gutiérrez de 1562, que muestra a los gigantes de la
Patagonia y algunas sirenas jugando al parecer con un disco. Library of
Congress.
- Imagen
4. Se nota que la mayoría de las ilustraciones de los gigantes patagónicos
implicaban la visión de los europeos. El mapa de arriba, probablemente influyó
en ellos, incluyendo este dibujo del Commodore John Byron conversando con una
mujer de la Patagonia. Universidad de Brown.
- Imagen
5. El hombre más alto que jamás haya vivido, Robert Wadlow, (2,72 m.) junto a
su padre, que parece gruñón, probablemente por todo el dinero que debía gastar
para vestir al gigante de su hijo. Wikimedia.
por Matt
Simon, 17 septiembre 2014
BY: PEDRO
DONAIRE
Referencia: Wired.com .
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