Mucho se habla en estos tiempos de lo que sucede en Damasco, Kiev,
Pyongyang, Sudan, Caracas o El Cairo. Los grandes medios y el ejército de
analistas que lo componen, tratan de descifrar o manipular los acontecimientos,
pero sin que muchos lo perciban, incluyendo a los propios rusos, estamos siendo
espectadores de un acontecimiento que debe tener una transcendencia universal –
LA TOMA DE MOSCU.
Parece un poco espectacular esta aseveración y hasta tremendista, al
estilo de la “Guerra de los Mundos”, pero se hace necesario hacer una lectura
realista de lo que está pasando y a donde apuntan los hechos, no las palabras.
Para ello lo primero que debemos hacer es dejar a un lado el lenguaje que nos
impone occidente a través de los medios y las declaraciones reiteradas de sus
personeros y que desvirtúan no solo los acontecimientos, sino y hasta la propia
compresión de estos y hacia donde nos llevan.
Para comprender que significa el “cambio de lenguaje”, podemos
considerar algunos ejemplos:
- Occidente nos ha tratado de vender la idea de que Iraq, Libia, Sudan, Kosovo, etc, son movimientos (inclusive se emplea el termino revoluciones), que pretenden canalizar la “ansias de libertad y democracia” de estos pueblos. Durante un tiempo llovieron los artículos y materiales presentando a los líderes de estos países como bestias sangrientas que “oprimían” a sus pueblos. Al final forzaron los cambios, con no poca participación de fuerzas y recursos externos. Deberíamos preguntarnos ¿Qué está pasando en estos países ahora? ¿Hay algún tipo de democracia en ellos?
- En Kiev un grupo de fascistas se lanzó a la violencia y genero disturbios con marcado carácter desestabilizador, inclusive después de acordado con occidente un proceder para solucionar el “problema”, incumplieron los acuerdos y se aprovecharon de la retirada de las fuerzas del orden para asaltar, al más puro estilo del Western americano, las instituciones de gobierno, provocando un clásico golpe de estado que occidente enseguida reconoció con el eufemístico epíteto de “revolución auténtica”. En Crimea el pueblo define en las calles su deseo de no ser parte de la payasada occidental en Kiev y su parlamento vota una resolución solicitando la anexión a Rusia, entonces nos presentan este acto como un golpe de estado inaceptable para la “comunidad internacional” y se aprestan a tomar represalias contra quienes lo apoyan. Por cierto en la misma fecha en que se realiza el referéndum en Crimea se está desarrollando un acto idéntico en Venecia, pero nadie habla de ello.
Pudiéramos poner muchos ejemplos más donde es evidente como se nos
define de forma distinta un mismo hecho o se nos presentan otros como en
realidad no ocurren.
Lo más importante es que a pesar de los evidente pasos que está dando
occidente y su coalición, los rusos y los chinos siguen jugando a la
“asociación constructiva” y su principal problema radica en que el
análisis de los acontecimientos lo hacen considerando el punto de vista
occidental, para dar una imagen falsa de “estar en la misma cuerda”, cuando en
realidad la cuerda esta alrededor de su cuello.
La verdadera estrategia de EE.UU y sus aliados consiste en mantener a
los rusos y chinos en un perfil bajo y hacerles creer que ellos son sus socios
cuando en realidad están tratando de estrangularlos.
En el caso de los chinos se emplea la versión “japonesa” empleada por
EE.UU contra Japón después de la Segunda Guerra Mundial consistente en
hacerles creer que eran sus socios y que los apoyarían en su desarrollo
económico, lo cual sería suficiente para lograr el largo anhelo nipón de ser un
“imperio”. Los japoneses lograron un desarrollo vertiginoso desde el
punto de vista económico, pero en imperio nunca se convirtieron. Es más, cuando
a EE.UU le convino y consideró que la competitividad japonesa estaba lesionando
sus intereses, utilizó su verdadero control sobre esa economía y la devaluó al
rango de “no peligrosa”, obligando a los japoneses a bajar su perfil.
Ahora se emplea la misma estrategia con China y estos viven la ilusión de
que son una potencia económica, cuando en realidad se han convertido en lo que
muchas veces menciono el líder Chino Mao Tse Tung, en un “Gigante con
pies de barro”.
Recientemente China declaró que en caso de que EE.UU mantenga la actual
presión sobre Moscú por su actitud en el conflicto ucraniano, exigirán el pago
de sus obligaciones de deuda en oro, lo que produciría un derrumbe financiero
en dicho país. Esto no pasa de ser una bravuconada imposible de ejecutar.
El problema consiste en que esta acción provocaría un derrumbe
estrepitoso del dólar lo que al final solo favorecería a los norteamericanos,
pues afectaría en primer término a las economías que poseen superávit y grandes
reservas en dólares, las que se esfumarían de inmediato, por su parte para EE.UU
inmerso en un espiral de deudas interminable e impagable, significaría la
“devaluación” de dicha obligación financiera lo que le seria desesperadamente
conveniente.
La economía China es tan dependiente de las transnacionales, que cuando
EE.UU lo estime conveniente, la devaluará al nivel manejable para que no afecte
sus intereses.
Con los rusos la historia es otra, pues a pesar de todos sus tropiezos
son en realidad el peligro más evidente para la implantación de la hegemonía
estadounidense a nivel global.
Es por ello que, si bien EE.UU ha montado un muro de contención en la
zona Asia-Pacifico, alrededor de Rusia está incendiando a todos los aliados y
vecinos con el evidente objetivo de quitarle a los rusos el apoyo de estos, lo
que invariablemente los devaluara a la categoría de gran país, en lugar de gran
potencia, disminuirá su influencia internacional de forma drástica y adecuada
para en su momento lanzarse al asalto de Moscú, donde convendría instalar a un
tío del estilo de Boris Yeltsin, adicto a libaciones espirituosas de
“samagonka” (vodka casero) y otras sustancias no identificadas.
Ucrania es un claro ejemplo de esta estrategia debido por un lado a la
cercanía de Rusia y por otro a lo que significa desde el punto de vista militar
y psicológico un cambio en la dirección de Kiev.
El aspecto militar aunque se toca con prudencia tiene una significación
clave en este asunto. No solo porque en los puertos ucranianos de Sevastopol y
Yalta tienen los rusos sus bases sureñas de la flota rusa que cubren como zona
de responsabilidad el Mediterráneo y cuya perdida significaría un duro golpe
para su necesaria y estratégica presencia en esta convulsa zona, sino y por el
evidente papel que Bielorrusia y Ucrania significan para el sistema defensivo
ruso que fungen como un cordón de seguridad que les permite fundamentalmente
disminuir la eficiencia del sistema de ataque y respuesta montado en los países
miembros de la OTAN.
En términos técnicos esto se explica porque los sistemas de defensa
antiaérea se escalonan en altura y distancia. Los rusos pueden escalonar en
altura su sistema, pero si Ucrania se convierte en una plataforma para amenazar
a Rusia -y va por ese camino – el escalonamiento por distancia se reduciría a
casi nada pues el trayecto entre las fronteras ucranianas y Moscú es de
aproximadamente 500 kms.
Por otro lado para nadie es un secreto que EE.UU ha “adelantado” sus
“defensas”, poniendo casi en las narices de Rusia sus sistemas antiaéreos, lo
que los convierte en ofensivos pues pueden controlar y “atacar” a la aviación y
misiles rusos en el momento de despegue.
Cabe esperar que en cuanto Washington logre instalar su “Gobierno” en
Kiev uno de los primeros acuerdos será expulsar a la flota rusa de sus puertos
en el Mar Negro, instalar en ellos a sus buques para amenazar el suroeste ruso
e instalar un sistema antimisil en la frontera ucraniano-rusa para garantizar
una envidiable ventaja estratégica, fundamentalmente en su escalonamiento en
distancia.
Prácticamente ningún avión podrá despegar de los aeropuertos en la zona
europea de Rusia sin estar bajo el control de los sistemas antiaéreos
norteamericanos. De más está decir que esto ni remotamente pueden lograrlo los
rusos.
Muchos pensaran en que esto no tiene importancia, pues de todas formas
el uso del armamento nuclear es incompatible con la vida humana y cualquier
contienda de ese tipo, no importa donde detonen estos artefactos provocaría la
destrucción global, de los “ganadores” y los “perdedores”.
El problema consiste en hacerse la pregunta correcta, de ser así
entonces ¿Para qué EE.UU insiste en el constante acercamiento de sus sistemas
antimisiles a las fronteras rusas, lo cual se evidencia en las instalaciones
existentes en Polonia, Rumania y la Republica Checa?
Y es aquí donde a los rusos les falla el pensamiento de “colaboración
constructiva” con occidente. A EE.UU y sus aliados no les interesa colaborar
con Rusia, solo debilitarla hasta convertir al Oso ruso en un gatico domestico
cuyo único mecanismo de defensa sea maullar.
Lo peligroso de esto radica en la percepción norteamericana de que esto
les traerá “ventajas” estratégicas y por ende en algún momento pueden lanzar un
ataque que destruya a su sempiterno enemigo.
Esta apreciación no solo es irreal, sino y muy peligrosa.
Claro que esta estrategia tiene otras aristas. Occidente juega también
la carta de la desestabilización y en ello Ucrania puede ser una pieza
importante, conjugándose con Georgia, Azerbaizhan y otras ex repúblicas
soviéticas que se presten para el juego de Washington.
El empleo de la penetración de toda clase de bandidos y aventureros,
incluyendo a muchos de corte fascista, generaría un verdadero caos en distintas
regiones de Rusia y convertiría al país en otra Siria o Libia, donde estos
grupos trabajarían en bastos espacios difíciles de cubrir por las fuerzas
de seguridad del país y jugarían la carta de la desesperación y el desorden
generalizado que tanto daño le hace a la población y de hecho se convierte en
un elemento decisivo en la Guerra Psicológica.
Consideremos además que los ucranianos por sus semejanzas con los rusos
pueden más fácilmente penetrar las zonas de la periferia occidental rusa y
generar una gran confusión, haciéndose pasar por rusos “descontentos” con su
gobierno.
Pero estas no son las únicas “perdidas” rusas en la nueva situación
creada. Igualmente los sistemas de alerta temprana que se encuentran en Ucrania
y Bielorrusia sufrirían, pues las huestes que amenazan con imperar en Kiev, son
abiertamente pro occidentales y anti rusas y si en la revolución naranja,
jugaron a la democracia en un país con fuertes lazos culturales y étnicos con
Rusia, ahora no tendrán contemplaciones e implantaran una dictadura pro
occidental al estilo polaco o checo y desencadenaran una persecución contra las
fuerzas mayoritariamente pro rusas que generará, además de una limpieza étnica,
un éxodo importante hacia la nación vecina.
El tema de Crimea va más allá de la Base Naval que posee Rusia en
Sebastopol, pues tiene sus raíces en la historia. Crimea perteneció siempre a
Rusia y fue por una decisión arbitraria de Jrushov anexada a Ucrania. La
mayoría de su población es de origen ruso aunque hay una importante colonia
tártara que desea igualmente pertenecer a Rusia, aunque una pequeña parte está
siendo tratada de manipular por occidente para emplearla como fuerza
desestabilizadora.
Buena parte de los ucranianos residentes en la zona también poseen
fuertes vínculos con Rusia, por lo que su decisión es totalmente comprensible y
representa mas la corrección de un error histórico que una “anexión”, como
pretende presentarla occidente.
Pero hay otras situaciones que se avecinan con el “cambio”, las nuevas
autoridades ucranianas, abiertamente extremistas y pro occidentales, se
lanzaran por un lado a ganar méritos con sus socios y trataran de ser mas anti
rusos que los propios occidentales. Ya sea por iniciativa propia o por
“instrucciones” de sus protectores, se producirán constantes provocaciones y
agresiones que caldearán tanto la relación hasta la confrontación directa, lo
que será aprovechado por occidente como un pretexto para “defender” a la
“agredida” Ucrania por el Gigante ruso.
Lo peligroso de esta situación es que ya se están empezando a producir
hechos de esta índole sin que ni siquiera existan autoridades reconocidas en
Kiev.
Ya hubo un intento de sacar fuera de servicio a los satélites de
comunicación rusos que transmiten para la zona, en evidente acto de Guerra
Electrónica.
Un grupo “desconocido” atacó un gasoducto en Crimea que pudo ocasionar
un desastre económico y ecológico.
Ya fue detectado por los sistemas de defensa rusos un Drone que
realizaba actividades de inteligencia en territorio ruso.
Pero vendrán otras acciones ¿Cuáles?:
- Producto de la cercanía se realizaran acciones de guerra radioelectrónica no solo contra vuelos de aviones militares sino y contra vuelos civiles, lo que podrá provocar víctimas inocentes y un gran sentimiento de inseguridad en la población,
- Se realizarán provocaciones con vuelos militares, aprovechando el conocimiento que tienen los pilotos ucranianos del territorio ruso y la operatividad de sus fuerzas,
- Comenzarán las incursiones a territorio ruso por grupos terroristas que atacarán fundamentalmente objetivos civiles y económicos y generaran un caos en las regiones fronterizas,
- Se producirá una verdadera cacería humana contra todo y todos los que representen algo relacionado con Rusia, para lo cual usarán a los grupos de ultraderecha y las fuerzas de la mal llamada Guardia Nacional, heredera de las milicias que crearon los nazis para reprimir al pueblo durante su ocupación,
- Igualmente se concentraran los medios masivos de información en manos de los oligarcas que ostentan el control del país para con ello evitar grietas y amordazar la opinión pública nacional,
- Por último se desarrollará una campaña de desprestigio contra los rusos y se tratará, como es usual, de convertir a la víctima en victimario y viceversa, lo que permitirá confundir mentes y justificar su accionar.
Hay acciones que ya se han adelantado, como la dependencia de cualquier
gobierno ucraniano de occidente, mediante el agobiante peso de la deuda que
será utilizada como arma de chantaje.
Lo que nos extraña es la posición rusa de “socio constructivo” con EE.UU
y occidente, mientras las fuerzas avanzan hacia sus fronteras de forma
vertiginosa.
¿Tendrá algo que ver esto con el tratado Molotov–Ribbentrop
durante la Segunda Guerra Mundial en la que los soviéticos no veían el
inminente peligro que la Alemania Nazi representaba para ellos?
Cayó Kiev y ya se puede decir que EE.UU, considerando las
características de los medios actuales, está a las puertas de Moscú.
Créanme que me duele decir esto, pero la falta de visión de los
dirigentes rusos está llevando a ese noble y esforzado país a la debacle.
Hay múltiples ejemplos de esa aseveración. Los más llamativos son la
perdida de aliados claves y el acercamiento de la OTAN a sus fronteras.
¿Cómo es posible que los rusos no se den cuenta de que occidente no
tiene buenas intenciones con ellos? ¿Es que acaso la propia existencia de la
OTAN a casi 25 años de la desaparición del campo socialista, no es una prueba
de la actitud beligerante de EE.UU y sus aliados?
La campaña psicológico-Informativa desarrollada por occidente contra
Rusia está surtiendo sus efectos.
Por un lado los alaban como socios, mientras les quitan los mercados.
Por otro les hacen creer que sus acciones son positivas (recuerden la campaña
en Siria en que se nos hizo creer que la acción de Putin de eliminar las armas
químicas que poseía el ejercito de ese país evito una guerra, cuando en
realidad lo único que logro fue desarmar al agredido y dejar intacto al
agresor. En realidad hay que estar ciego para no ver que no solo no se evitó la
guerra, esta lleva más de 3 años destruyendo al país y lo ha devaluado a ser un
país prehistórico, destruyendo su infraestructura y enconando su mundialmente
famoso ecumenismo que ya nadie podrá restablecer).
Por esto hasta le propusieron un Premio Nobel cuyo prestigio es en estos
momentos bastante dudoso.
Cuando el enemigo te halaga, revísate.
Las últimas declaraciones de Putin demuestran el nivel de confusión y
desorientación en que están los dirigentes rusos:
“¿Pero fue realmente necesario llevarlo a este nivel de anarquía? ¿A un
derrocamiento no constitucional y toma de poder por la fuerza, hundiendo
después el país en el caos donde está hoy en día? Creo que es
inaceptable. Y no es la primera vez que nuestros socios occidentales
están haciéndolo en Ucrania. A veces tengo la sensación que en algún
lugar por otro lado de ese charco gigantico, en América, hay gente sentado en
un laboratorio experimentando, como si fueran experimentando con ratones, sin
entender realmente las consecuencias de lo que hacen. ¿Por qué tenían que
hacer esto? ¿Quién lo puede explicar? No hay explicación ninguna”.
¿Es que ahora se entera el Presidente ruso de la labores de
desestabilización que se estaban produciendo en Ucrania?
¿Desconocía Putin que el objetivo era hundir al país en el caos para
justificar sus acciones?
¿Es Ucrania el primer país donde occidente con EE.UU a la cabeza hace
esto? ¿Para donde miraba el Presidente Putin cuando Iraq, Libia, Sudan,
Honduras, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Cuba y otros países estaban y
siguen siendo desestabilizados por la potencia imperial?
¿Creyó en realidad Vladímir Vladímirovich que ha Rusia no le tocaba?
¿Su experiencia como viejo oficial de la KGB, no le enseño nada sobre
esto?
Estimado Vladimir, SI HAY EXPLICACION, EE.UU nunca será socio de
Rusia, porque en su proyecto hegemónico un país tan grande, potente e
independiente, no le cabe. El caos en Ucrania es la antesala del asalto a Moscú
y ya es hora de que ustedes lo vean, o ¿es necesario que mueran millones de
rusos como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial para darse cuenta?
Ni siquiera durante esta Guerra contra el fascismo alemán los EE.UU y
occidente fueron “socios” suyos, fueron ellos quienes ayudaron a armar a Hitler
y lo lanzaron contra la URSS para después recoger los pedazos de los vencidos.
El tercer frente solo se abrió cuando existía el peligro de que las tropas
soviéticas liberaran a toda Europa, no fue para acabar con el nazismo, sino
para preservar sus intereses.
Créanme, no soy fatalista, confío en el pueblo ruso que será capaz de
destruir a cualquiera que intente desestabilizar su país. Muestra de ello han
dado de sobra, solo nos queda preguntarnos, a que costo.
La batalla por Moscú está en marcha, solo que ahora no será con grandes
concentraciones de tropas y miles de aviones y tanques. Ahora se desarrollará
en el plano psicológico-informativo y empleando todo tipo de aventurero,
bandido y delincuente que esté dispuesto a poner precio a sus acciones.
Puede ser que Moscú no crea en lágrimas, pero los millones de rusos que
se han sacrificado por la nación que tienen y conocen los sufrimientos de sus
antepasados llevando con orgullo sus banderas, si creen, y les servirán de
fuerza motriz para luchar por su patria, historia y orgullo.
Podría concluir con lo ya expresado, pero sería cobarde hacerlo sin
arriesgar un consejo que pudiera servir a los actuales dirigentes rusos y que
esbocé en el título de un trabajo anterior publicado en Contrainjerencia: Si
los rusos cierran el puño, los norteamericanos se mojan los pantalones.
DAVID URRA / CONTRAINJERENCIA
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