Febrero 2014
Conocemos a los movimientos ecologistas como un conglomerado de grupos comprometidos con la protección de la naturaleza, la integridad de la creación y la preservación de la paz en la tierra. Aunque la característica principal de los ecolos muestra claras connotaciones religiosas, no sería esta, por supuesto, la que merecería nuestra crítica: cualquier movimiento adventista puede predicar en España lo que quiera, lo garantiza la Constitución. La mayoría de esos movimientos, por cierto, aferran la Biblia o el Corán en una mano, cuando de reconducir al “hermano” en el terreno moral se trata. Este es un error en el que, por anticuado, no caen los verdes moralizadores.
Los ecolos y carbonófobos de nueva cuña
pueden distinguir de forma muy precisa entre la creación divina, que ellos
llaman la naturaleza, y el hombre pecador, esa especie que cada vez pierde más
de aquello que recuerde cualquier semejanza con Dios. La Naturaleza, virgen e
inocente, debe ser necesariamente preservada y no hay nada más importante
que mantenerla en el estado actual y hacerlo para siempre. Esta visión de la
naturaleza es la ley mariana, el dogma de pureza infinita y eterna de las almas
verdes.
El tabú creado sobre la idea de una naturaleza cambiante y dinámica se nutre de los miles de dogmas aparecidos con la única misión de cambiar al hombre. Él es quien tiene que estar constantemente en movimiento y metamorfosis, detenerse y quedar
El tabú creado sobre la idea de una naturaleza cambiante y dinámica se nutre de los miles de dogmas aparecidos con la única misión de cambiar al hombre. Él es quien tiene que estar constantemente en movimiento y metamorfosis, detenerse y quedar
satisfecho con lo logrado es un paso
atrás, un pecado! En psicología, esto es lo que se llama una proyección de la
energía tabú sobre otro objeto. Es el nacimiento de las religiones.
Mientras que la naturaleza tiene que ser protegida con todas sus fuerzas, el hombre está sujeto a la obligación de cambio constante. El hombre, dejémoslo claro, no es un ser bendecido con el aura divina de la naturaleza, sino que se ha levantado sobre ella para convertirla en su puta obediente. Del mismo modo que la prostitución y la pornografía deben ser prohibidos, es necesario detener el domino irresponsable que los humanos ejercen sobre la naturaleza a través de prohibiciones. Ese es el puritanismo en su esencia más pura, si me permiten la redundancia tautológica.
Lo que les contado hasta aquí no describe más que una visión ecologista del mundo estrictamente dualista, lo que probablemente también compartirían los fundamentalistas de cualquier otra religión. El verdadero punto de interés, la diferencia podríamos decir, aparece sólo cuando nos interesamos por sus teorías sobre diversidad sexual. Mientras que los fundamentalistas musulmanes, cristianos o judíos insisten en la posición de que el natural entre las personas consiste precisamente en la relación entre el hombre y la mujer y la reproducción asociada a tal circunstancia, las almas ecoloverdes son adoctrinadas en la desnaturalización de las relaciones entre humanos. La afirmación de que la relación entre hombre y mujer se debe a causas naturales provoca en las almas ecoverdes semiparadas respiratorias, taquicardias y, una vez repuestos de ello, el mayor des-precio posible ante el reaccionario capaz de pronunciar semejantes desatinos.
Mientras que la naturaleza tiene que ser protegida con todas sus fuerzas, el hombre está sujeto a la obligación de cambio constante. El hombre, dejémoslo claro, no es un ser bendecido con el aura divina de la naturaleza, sino que se ha levantado sobre ella para convertirla en su puta obediente. Del mismo modo que la prostitución y la pornografía deben ser prohibidos, es necesario detener el domino irresponsable que los humanos ejercen sobre la naturaleza a través de prohibiciones. Ese es el puritanismo en su esencia más pura, si me permiten la redundancia tautológica.
Lo que les contado hasta aquí no describe más que una visión ecologista del mundo estrictamente dualista, lo que probablemente también compartirían los fundamentalistas de cualquier otra religión. El verdadero punto de interés, la diferencia podríamos decir, aparece sólo cuando nos interesamos por sus teorías sobre diversidad sexual. Mientras que los fundamentalistas musulmanes, cristianos o judíos insisten en la posición de que el natural entre las personas consiste precisamente en la relación entre el hombre y la mujer y la reproducción asociada a tal circunstancia, las almas ecoloverdes son adoctrinadas en la desnaturalización de las relaciones entre humanos. La afirmación de que la relación entre hombre y mujer se debe a causas naturales provoca en las almas ecoverdes semiparadas respiratorias, taquicardias y, una vez repuestos de ello, el mayor des-precio posible ante el reaccionario capaz de pronunciar semejantes desatinos.
Ciertamente esta postura ecoverde convierte las
relaciones homosexuales en igualmente antinaturales. Por una lado se trata de
endiosar a la “naturaleza exterior”, negando de forma estricta que los actos
humanos puedan ser naturales en alguna manera, no sea que alguien pueda pensar
que los humanos son parte de esa naturaleza a proteger.
El truco que las almas ecoverdes deben aplicar en
este caso lo han copiado de las teorías feministas de género. En pocas
palabras: el género es una construcción social. La famosa “pequeña diferencia”
entre los humanos no se basa en una causa natural, es simplemente fruto del
condicionamiento (mayormente bajo régimen masculino) a lo largo del tiempo.
Por lo tanto, los ecoverdes no hablan de sexo biológico, sino de sexo “legal” o
sexo “cultural”. De acuerdo con esta teoría, la diferencia entre hombres y
mujeres es apenas una ilusión óptica. La asignación como hombre y como mujer
surgió de las convenciones sociales y puede cambiar en cualquier momento.
Seguro que alguno de ustedes dirá ahora que me he
sacado esta idea del forro de la manga simplemente para escribir algo negativo
sobre mis odiados ecofascistas. Tenga la seguridad de que no es cierto. Les
dejo (traducido) una breve cita de las exigencias y propuestas
prohibicionistas recogidas en el catálogo de la sección juvenil de Los Verdes
alemanes confeccionado el pasado 2013, aprobado en la asamblea
general :
„Die Kategorien ”Mann” und ”Frau” sind soziale
Konstrukte, doch das Bild der Zweigeschlechtlichkeit wird der Realität nicht
gerecht. Wir verstehen einen Menschen nicht als eine Person, die ihr Leben lang
einer Geschlechtsidentität als Mann oder Frau ausgesetzt ist. Unser Ziel ist
es, eine Gesellschaft so zu prägen, dass sich jeder frei entscheiden kann,
welche Geschlechtsidentität sie er einnehmen möchte. Als GRÜNE JUGEND streiten
wir dafür, dass die Vielfalt der Geschlechtsidentitäten endlich anerkannt wird.
Perspektivisch streiten wir dafür, dass die Geschlechtsangabe als Kategorie
komplett wegfällt.
“Las categorías de” hombre “y” mujer “son
construcciones sociales, pero la imagen de los dos sexos no refleja la
realidad. Entendemos a la persona no como un sujeto atado durante toda su vida
a una identidad de género como hombre o mujer. Nuestro objetivo es caracterizar
a la sociedad para que todo el mundo sea libre de decidir la identidad de
género que quiere adoptar. Como JÓVENES VERDES sostenemos que finalmente se
reconozca la diversidad de las identidades de género. De cara al futuro,
podemos afirmar que la especificación de género deberá desaparecer por completo
como categoría”.
Es evidente que permitir que los hombres que lo
deseen experimenten su sexualidad con otros hombres, o las mujeres que lo
deseen con otras mujeres, resulta sospechosamente natural. Es necesario que un
partido, un movimiento “religioso” articule en sus estatutos y proponga para la
normativa legal de todos los demás los principios que desnaturalizan, extraen
de la naturaleza, a la especie que, según ellos, infecta la creación… divina?
La frase “Entendemos a la persona no como un sujeto
atado durante toda su vida a una identidad de género como hombre o mujer”, abre
el mismo espacio de re-educación que también ansían los cristianos, judíos,
musulmanes fundamentalistas: “No entendemos al ser humano como una persona que
está expuesta toda su la vida a su homosexualidad”. Del mismo modo que
éstos siguen la intuición por la que creen ser capaces de transformar a un
homosexual en heterosexual, las almas ecoverdes creen también ser capaces de
re- educar a un hombre y convertirlo en mujer, o viceversa.
¿Se imaginan las protestas si los
fundamentalistas cristianos, judíos o musulmanes tratasen de definir el plan de
estudios para las escuelas de …. su pueblo? Y con razón. El Estado tiene la
obligación de observar la más absoluta neutralidad religiosa. A través de la
puerta trasera de una nueva religión ecoverde, que tiene todas las
características de cualquier movimiento fundamentalista que se precie, queda
derogada esta neutralidad. Todo empieza con la deificación de una naturaleza
inmutable, pero no crean que acaba, ni de lejos, con la declaración de
asexualidad del humano.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario