Artículo publicado en el diario El Tribuno el 31-03-14
La transformación de la naturaleza que realiza el ser humano es una consecuencia directa de su capacidad creativa. Es parte del proceso planetario de cambio continuo. Génesis, capítulo1.
No es
para nada estático como pretenden ubicarlo las distintas corrientes
ecologistas.
La
concepción estática es propugnar por el suicidio colectivo de nuestra raza,
impidiendo la transformación de la naturaleza inanimada y/o las formas de vida
de la biósfera, por la capacidad humana creativa (noosfera), en la consecución
de mayores y mejores fuentes de energía, per cápita y por km cuadrado, en
nuestro planeta, en su proyección espacial, en función de nuestro futuro en el
permanente proceso de transformación de la vida universal.
Lyndon
Larrouche, explicando la “Docta Ignorantia” del cardenal Nicolás de Cusa, en
referencia al hombre como imagen viva de Dios, considera que si tomamos al
hombre como un mono, un animal, no hubiera sido posible su expansión en la
tierra en la actual dimensión: “El aumento de la población humana y el aumento
concomitante del nivel y la esperanza de vida, son el beneficio acumulado de lo
que podemos identificar como progreso científico tecnológico. La medida de esta
función del progreso es el aumento de la densidad demográfica potencial de la
especie humana; esto representa un mejor nivel de vida per cápita y mayor
esperanza de vida, junto con la disminución de hectáreas necesarias en promedio
para sostener la vida individual”(Lyndon Larrouche “De la metáfora”).
Tal es la
concepción socrática del fuego platónico en el Prometeo encadenado.
Es el
proceso creativo partiendo del concepto de concentración energética básico del
fuego con leña, carbón, petróleo, hasta la energía nuclear por fisión y fusión
termonuclear, única capaz de ubicar al humano en el tránsito interestelar. Es
la secuencia de cambios radicales venturosos en el comportamiento productivo
humano que llevan a estadios sucesivos de progresos espirituales de la
humanidad.
Las contradicciones
A la
capacidad creativa del ser humano, aplicada a la transformación del medio y del
ambiente, se opone categóricamente el ecoterrorismo de intocabilidad de los
recursos inanimados y animados, propugnando como contrapartida, una reducción
poblacional por cualquier medio (guerras, matanzas, pandemias, abortos,
genocidios eutanásicos, homosexualización no reproductiva, etc.) ubicando al
hombre en la concepción del “lobo del hombre” (Thomas Hobbes) en una involución
tendiente a impedir el progreso creativo humano en su expansión a su vocación
hacia las estrellas.
Reducción
poblacional e intocabilidad de recursos para que sean reservados a una casta de
seres emergidos del próximo gobierno mundial que ya se encuentra digitalizando
al “ganado humano” en el cumplimiento de sus tenebrosos designios, totalmente
contrarios y absolutamente opuestos a la concepción de que el universo es vida
y del que todos formamos parte en su permanente transformación.
Que no
nos confundan, ni se aprovechen de nuestra inocencia y buena fe los “cantos de
sirena” de estas macabras organizaciones autodenominadas salvadoras del
planeta.
Baste
como muestra los dichos del esposo de la reina Isabel II de Inglaterra,
príncipe Felipe, fundador de WWF Vida Silvestre: “Cuando muera desearía
encarnarme en el más poderoso y letal virus de aniquilación poblacional”.
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